Este año trillaron los robots.

LA revolución va por dentro. Los automatismos incrementan la capacidad de trabajo sin cambiar la fisonomía externa del equipo.

Un panorama que refleja los desafíos que enfrentaron los productores, los contratistas y los operadores de máquinas.

Autor: Juan B. Raggio en Clarin Rural - 16/07/2019


Finalizando la cosecha gruesa ¿podemos imaginarnos una cosechadora trabajando sola en un lote de trilla? Es decir sin necesidad que un operador haga los ajustes necesarios, para mantener la calidad del grano y evitar pérdidas en función de la humedad del cultivo, de su densidad, o ante la presencia de más o menos malezas.

Para poder asimilar estas realidades, nos apoyamos en el diálogo con expertos como Franco Lombardo, especialista en producto de John Deere. "La aparición de los nuevos desarrollos responde a cuatro desafíos que enfrentan los productores y usuarios de máquinas. Tales desafíos se repiten cada año, y son: la ventana de cosecha cada vez más corta, la falta de operadores capacitados, el manejo de la agricultura satelital y el control de los costos”. Con estas sencillas palabras Franco nos va presentado el tema.

Otro conocedor de esta problemática es Sergio Marinelli, quien agrega "el salto abismal ocurrido en cosechadoras, es la electrónica puesta arriba de los fierros. Todo, es un antes y un después de estas innovaciones en tecnología y digitalización. Y el resultado es que hoy las máquinas son autónomas. No están 100% automatizadas, creo, por una cuestión de seguros solamente. Con piloto automático, se calibran solas, trillan a partir de los parámetros que se les fija. Es decir, el operador le dice por ejemplo, que no quiere más de un 15% de retorno de material y la máquina cumple con el mandato. En cada condición de trabajo se busca 100% de eficiencia de uso”.

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