La geopolítica afecta el escenario económico global.

Donald Trump y Xi Jinping, en su reunión en JapónDonald Trump y Xi Jinping, en su reunión en Japón Fuente: LA NACION

A partir de la Gran Recesión de 2008/2009, se ha generado uno de los ciclos de crecimiento más prolongados de las últimas décadas. En efecto, la tasa de expansión promedio anual 2010/2018 ha sido del orden de 3,2%.

Autor: Luis Palma Cané PARA LA NACION - 16/07/2019


¿Cómo se ha pasado de una economía en profunda recesión a una de sostenido crecimiento? La respuesta debe encontrarse en la instrumentación, a partir de 2010, por parte de los principales bancos centrales de las llamadas medidas de "estímulo" monetario. Esto es: fuertes bajas de las tasas de interés y abundante inyección de liquidez. El éxito de las medidas implementadas fue tal que, a medida que se iba acelerando el crecimiento global (en el bienio 2017/2018, la tasa de expansión fue del orden de 3,8%), por temor a un eventual recalentamiento y a una mayor presión inflacionaria, las principales autoridades monetarias comenzaron -a partir del 2018- a revertir el por entonces vigente ciclo monetario de "estímulo" por uno "contractivo"; vale decir: suba de tasas y parciales absorciones de la liquidez inyectada en el ciclo monetario anterior.

A este respecto cabe advertir que, en todo escenario global siempre actúan dos vectores opuestos entre sí: uno positivo (los "fundamentals macroeconómicos", como el consumo, la inversión, el gasto, la productividad y el empleo, entre otros) y uno negativo (los "desequilibrios y consecuentes riesgos políticos").

Partiendo de esta premisa, ¿cómo se entiende entonces que, como ya se ha dicho, a partir de 2018 y con la intención de atemperar un eventual exceso de crecimiento e inflación, las autoridades monetarias de los países avanzados hayan tomado medidas contractivas cuando, claramente, ya en esa época crecientes riesgos geopolíticos habían comenzado a generar niveles de incertidumbre que -en simultáneo- también actuaban a favor de un enfriamiento de la economía.

En cuanto a los desequilibrios geopolíticos, entre otros, se pueden mencionar: el Brexit, el conflicto comercial entre Estados Unidos y China, el resurgimiento del unilateralismo político y del proteccionismo comercial, los serios problemas de migración, los niveles extremos de pobreza e indigencia, el surgimiento de partidos nacionalistas, populistas y antisistema, los numerosos conflictos étnicos, religiosos, económicos y/o políticos, y el agravamiento del terrorismo internacional.

Ante este panorama de clara inestabilidad y crecientes riesgos geopolíticos, es conveniente volver a plantearse la pregunta de por qué las autoridades monetarias se apresuraron a comienzos de 2018, a implementar una política contractiva cuando ya, a esa fecha, los riesgos geopolíticos mencionados estaban actuando en el mismo sentido.

A nuestro juicio, la respuesta es que -a nivel mundial- ha habido un error de apreciación respecto de la importancia relativa de los impactos de los desequilibrios geopolíticos (por aquel entonces ya existentes) sobre el sistema económico y financiero global; sumado a una errónea evaluación de la eventual aparición de nuevos conflictos. En efecto, los riesgos preexistentes al inicio del nuevo ciclo contractivo no sólo no han disminuido, sino que, por el contrario, se han ido agravando. Por su parte, un nuevo y peligroso foco de conflicto (Estados Unidos versus Irán) se ha agregado recientemente a este más que complicado escenario geopolítico internacional,

Tal ha sido el error de apreciación mencionado, que el combo riesgos geopolíticos junto a políticas monetarias contractivas ha dado lugar a un peligroso escenario de desaceleración global. En consecuencia, a partir del corriente año, los bancos centrales han vuelto sobre sus pasos, abandonando el ciclo "contractivo" y virando nuevamente hacia uno de "estímulo", con el claro objetivo de que los desequilibrios geopolíticos actuales no convirtieran la actual desaceleración global en una nueva recesión.

En síntesis, parece ser que, a partir de 2018, la geopolítica ha comenzado a impactar en forma creciente en la formulación de las políticas monetarias. Dado este escenario, ¿qué perspectivas se pueden esperar para el mediano plazo? Todo dependerá de la evolución de los riesgos geopolíticos versus la bondad de las políticas monetarias de estímulo a implementar. De agravarse los desequilibrios políticos, solo quedaría bajar aún más las tasas y continuar inyectando liquidez adicional. Si esto no fuera suficiente, entonces se agravaría la actual desaceleración global, con todas las consecuencias negativas que ello implicaría para la estabilidad y el equilibrio económico global.

Sería, entonces, de vital importancia que los líderes internacionales tomaran debida nota de esta situación y trataran, por todos los medios, no solo de ir solucionando los actuales conflictos sino también de impedir la aparición de nuevos focos.

El autor es economista y especialista en mercados internacionales