Maizall, una alianza para derribar las barreras al comercio que atentan contra la seguridad alimentaria.

Deb Keller, ex presidenta del US Grains Council; Paulo Bertolini,presidente de Abramilho y de Maizall, y Glauber Silveira, director ejecutivo de Abramilho, junto con el argentino Federico Zerboni, vicepresidente 1° de Maizar y próximo presidente de Maizall.

El panel “Articulación público-privada para el desarrollo de la agrobioindustria” del Congreso Maizar 2022 contó con expositores internacionales de las poderosas asociaciones que integran la alianza internacional Maizall: Deb Keller, ex presidenta del US Grains Council; Paulo Bertolini,presidente de Abramilho y de Maizall, y Glauber Silveira, director ejecutivo de Abramilho, junto con el argentino Federico Zerboni, vicepresidente 1° de Maizar y próximo presidente de Maizall.

Autor: Informacion de MAIZAR - 06/07/2022


Moderados por Ángeles Naveyra, secretaria de la Fundación Barbechando, los dirigentes
explicaron cómo es la representatividad del sector agropecuario en cada uno de los tres países que
suman más del 70% de las exportaciones mundiales de maíz, y cómo trabajan juntos en Maizall
para compartir información y abordar las barreras comerciales a la innovación agrícola.

Productora junto a su familia en un campo de Iowa, el mayor estado maicero de Estados Unidos, y ex
presidenta del potente US Grain Council (USGC), Deb Keller se refirió al funcionamiento del programa de
checkoffs. Se trata de programas financiados con fondos de los productores para la promoción de ciertas
materias primas, con el objeto de mejorar su posición de mercado, tanto local como internacional,
mediante acciones que van desde campañas de promoción de consumo, hasta investigaciones y
penetración internacional.

Estos programas, indicó la dirigente estadounidense, fueron autorizados por el Congreso estadounidense
en 1966; son de nivel estadual y, en el caso del maíz, funcionan en los 23 estados maiceros del país. Los
checkoffs aportan fondos a la USGC y a la National Corn Growers Association (NCGA). En el caso de Iowa,
programa en el que se centró Keller, los productores votaron pagar 1 centavo por bushel, y esto les da voz
respecto de cómo se usa el dinero.

El USGC promociona el maíz de Estados Unidos en el exterior, y los productores se respaldan mucho en él
para poder acceder a los mercados. “El acceso a mercados es clave para que seamos financieramente
viables”, dijo Keller. A la vez, el NCGA se encarga de la promoción a nivel local y federal, en función de
prioridades domésticas, y los checkoffs del maíz financian la investigación y desarrollo para crear demanda
y mejorar las perspectivas del sector maicero en general. Los checkoff dollars, explicó Keller, se invierten
para estimular la demanda en tres de los principales usos del maíz: alimentación animal (actualmente, el
35% del consumo), producción de etanol (que absorbe el 31%) y exportaciones (que representan un 17%
del total).

Por su parte, el brasileño Glauber Silveira, director ejecutivo de Abramilho, asociación brasileña de
productores de maíz con sede en Brasilia, que se financia con aportes de los productores y de algunas
empresas de insumos, detalló la experiencia del Instituto Pensar Agropecuaria (IPA), entidad de la que
también es director ejecutivo.

El IPA es una organización sin fines de lucro focalizada en la agricultura, fundada en 2008, integrada por
48 entidades ligadas a los agronegocios para apoyar técnica y logísticamente el Frente Parlamentario
Agropecuario (FPA), en el que coordina las actividades de los legisladores de ambas cámaras del Congreso,
a la vez que actúa como interlocutor ante el Gobierno y la Justicia, y estimula “políticas públicas para el
desarrollo de la agricultura”.

El FPA es una bancada “mixta y suprapartidaria”, creada en Asamblea Constituyente para promover el
desarrollo de la agricultura nacional, y lo componen nada menos que 241 diputados y 39 senadores,
estructurados por cargo legislativo y por regiones.

Casi en las antípodas de esa representación, Federico Zerboni, vicepresidente 1° de Maizar y próximo de
Maizall, expuso el caso de nuestro país. Sobre datos de la Fundación Barbechando, mostró que en la
Argentina no había ningún representante parlamentario de la agroindustria antes del conflicto por la
Resolución 125, que intentó aplicar retenciones móviles al sector en 2008. A raíz de ese conflicto, en 2009,
el sector pasó a tener 11 representantes en el Congreso, es decir, 3,3% del total de ese período
parlamentario. En el siguiente período, la representación se redujo a 4 legisladores (1,2%).

En la actualidad, pese a que el sector agropecuario aporta cerca del 25% del PBI, tiene solo 22 legisladores
vinculados, un 8,5% del total, y no conforman un bloque, como en Brasil, donde además tienen el 50% de
representación. “Aportamos, pero no representamos; tenemos que tomar conciencia de que precisamos
mucho más compromiso; si no nos involucramos, no vamos a salir adelante. Brasil es ejemplo”, dijo
Zerboni.

Maizall
Más allá de lo que ocurre en cada país, el panel abordó el trabajo que hacen en conjunto Estados Unidos,
Brasil y la Argentina, que producen el 50% del maíz mundial y generan más del 70% de su exportación, y
tienen posiciones similares en materia de barreras al comercio, tecnologías agrícolas y política de límites
mínimos de residuos. Así, hace ocho años fundaron Maizall, una alianza internacional conformada por 4
directores de cada uno de los tres países, con una presidencia rotativa anual. El USGC, la NCGA, empresas
de agronegocios y los checkoffs estaduales contribuyen a su financiamiento.

El actual presidente de Maizall, el brasileño Paulo Bertolini, explicó que la alianza apunta a remover
obstáculos al comercio, abogando ante gobiernos y organizaciones internacionales como la Unión
Europea, la FAO, la OMC, agencias de reglamentación y parlamentarios, para derribar barreras
paraarancelarias, agilizar la aprobación de eventos biotecnológicos y de edición génica, y reducir las
exigencias en cuanto a límites de residuos.

En estos años, Maizall fue sumando y conocimiento, y ganó alcance, influencia y acceso político. La
organización participa en misiones regulares a los países importadores de maíz, es escuchada en foros
internacionales y ha contribuido a la organización de diferentes cumbres alimentarias de la ONU. A través
de los años, dijo Bertolini, Maizall ha sostenido el mensaje de que los productores de maíz argentinos,
brasileños y norteamericanos hacen una agricultura sostenible, usando la innovación y la tecnología, y
continuarán por esa senda.

Algunas pretensiones europeas, como la de reducir el uso de fertilizantes, los límites de residuos, las
políticas espejo, pretenden influir en mercados internacionales para otros consumidores. Son muchas
regulaciones y muy amplias, como en el tema de bienestar animal, donde la Comisión Europea ya no se
refiere al fin de jaulas, sino al fin de establos y corrales para animales como cerdos, aves y otros, lo que
puede llevar a una caída de producción y aumento de precios en Europa.

“Nos quieren imponer su sustentabilidad, con otro ambiente y otra situación socioeconómica”, agregó
Zerboni. “Es importante que Maizall salga y defienda nuestra postura”, concluyó.