Economía y política en 2013

La economía termina el año 2012 sin sorpresas, con el PBI creciendo al 2%, casi cero entre puntas, impulsado sobre todo por el consumo público (7,8%) y el consumo privado (2,9%). Caerá la inversión cerca de 10% y también las exportaciones y las importaciones.

Autor: JUAN LLACH - 23/12/2012


No habrá, pues, crecimiento sino tan sólo un muy magro aumento del PBI. Para 2013 prevemos un aumento del PBI del 3,2%, y lamento dejar indefinida la cuestión de si se pagará o no el cupón PBI a fines de 2014, cosa que casi seguramente no ocurrirá a fines de 2013. Como en los tiempos bíblicos y en los de la Argentina agroexportadora, dependeremos muchísimo de las lluvias. Si el tiempo fuera excelente de ahora a marzo, algo que hoy parece difícil, el aumento del PBI podría llegar al 3,5% o un poco más, mientras que en el caso opuesto podría caer por debajo del 3%.
   
   El PBI se moverá principalmente por las exportaciones (10%, por Brasil y sin sequía) y el consumo público (6,5%, como “corresponde” a un año electoral), mientras que el consumo privado y la inversión crecerían sólo 2% y las importaciones 5%. Entre los sectores se destacarían el agro (10%), el transporte (por la mejora de la cosecha, 9%), la minería (3,5%) y el Gobierno (3%). Crecerán menos la industria y la construcción.
   
   Tendremos, así, otro año de aumento del PBI con poco o nada de crecimiento, por la anemia de la inversión, y con una economía que no hará ganar las elecciones, pero tampoco perderlas. Por las dudas, las políticas fiscales y monetarias serán bien expansivas. El gasto público, que creció 29,3% en el trimestre mayo-julio, se desaceleró al 23,3% en agosto-octubre, pero es probable que se vuelva a las andadas. La política monetaria se moderó poco y nada, y la emisión de base sigue creciendo más del 35%. Entre noviembre de 2012 y el mismo mes de 2011 los activos del Gobierno en el balance del BCRA aumentaron más de 60%, o 110 mil millones de pesos (sic). No debe sorprender que, pese al año recesivo, los precios al consumidor se mantuvieran constantes alrededor del 25%, pero eso ya no ocurrirá en 2013, y estimamos un aumento del IPC del 26,5%.
   
   Hay otras señales de la abjurada ortodoxia en dosis homeopáticas. Se aumentó el precio del gas a los productores a US$ 7,50, en principio para YPF pero extensible a otras compañías; hay un probable cambio de actitud respecto de los holdouts y se aceleró la tasa anualizada de devaluación desde menos de 10% a principios de año hasta el 19% en noviembre, jugada por cierto no exenta de riesgos sin un plan de estabilización.
   
   Esto último se insinúa, muy tibiamente, con el lanzamiento de un “pacto social”, en el que el Gobierno cedería aumentos del salario mínimo y del piso de ingresos no imponibles a cambio de “moderación” en los convenios colectivos, pacto que encontrará serias dificultades en la fragmentación sindical. La idea del acuerdo social en sí es buena, y aun necesaria, siempre que se acompañe de moderación fiscal y monetaria ya que de lo contrario la inflación quedará reprimida pero no genuinamente reducida.
   
   Estos giros virtuosos pero minimalistas se dan de bruces con las actitudes del Gobierno de vulnerar instituciones fundamentales como la independencia del Poder Judicial y la libertad de prensa. La aparentemente baja probabilidad de una reforma constitucional puede salvarnos de lo peor. Mientras tanto, estamos en presencia de un cambio de régimen del crecimiento económico argentino y su tope baja del 8% a aproximadamente la mitad. La economía argentina necesita un salto en cantidad y calidad de la inversión, tanto en energía –habrá que ver cómo se concretan los anuncios sobre el shale gas– y transportes como en industrias o en vivienda social. Para lograrlo el Gobierno debe reconciliarse con la realidad con un plan de estabilización, una actitud atractiva de la inversión, un buen plan financiero, una estrategia productiva que reduzca la creciente soja-dependencia y una renovada estrategia de integración social. En función de antecedentes no es fácil ser optimista al respecto.
   
   
   *Economista y sociólogo.