La inflación motiva reclamos ante un productor agropecuario con baja rentabilidad
El país tuvo que llegar a una inflación crónica de más del 25% para que gran parte de los protagonistas sociales se den cuenta de las nefastas consecuencias para el conjunto de la sociedad en general y los asalariados en particular.
Autor: ARTURO NAVARRO - 30/06/2012
Así el proyecto de crecimiento del Gobierno basado en la
emisión y la inflación fue acompañado por muchos que salieron a
reclamar con el paro o la concentración a Plaza de Mayo el
miércoles pasado.
Si Hugo Moyano hubiera expresado lo dicho en Plaza de Mayo
antes del 23 de octubre del 2011, sería otra la situación del
país.
Como caso de lo que sucede, basta que para comprender por qué
cayeron algunas producciones para abastecer en tiempo y forma ese
mayor consumo y por qué reclamó el campo, hay que saber que a un
productor agropecuario le queda de cada 100 pesos de ingresos, a
lo sumo un 20% de libre disponibilidad.
Esto es después de atender todos los gastos de siembra,
protección y cosecha del cultivo, porque el 80% restante se lo
lleva la carga impositiva que tiene que tributar a nivel
nacional, provincial y municipal.
Simultáneamente a esta carga impositiva confiscatoria, el
productor tiene que soportar un aumento del valor de insumos en
dolares que en cuatro años duplicaron su valor, sin que
la suba del valor de los commodities compensara dicha alza.
Es importante resaltar que Brasil en el último año devaluó un
25% su moneda con una inflación de seis por ciento: nosotros
solamente devaluamos un cinco por ciento con una inflación de 25%.
A estos dos factores -carga impositiva e inflación en
dolares- hay que agregarle todas las intervenciones de hecho
del Gobierno nacional en la producción, industrialización y
exportación.
Estas intervenciones terminan sacándole mayor competitividad al
sector y encarecen el producto especialmente de las economías
extra pampeanas por el costo de los fletes en el país que
proporcionalmente son más caros que mandar los productos a los
mercados de China.
Lo único que logró el Gobierno es que la brecha entre el precio
que le pagan al productor y lo que tiene que pagar el consumidor
se agrandó en los últimos años y se encarecieron los alimentos a
pesar de que no faltaron producciones para abastecer el mercado
interno.
No alcanzaron la mentira índice del INDEC ni las presiones
para que las consultoras privadas no dieran su información.
Hoy los alimentos masivos son de menor calidad e igual subieron
de precios porque no tienen la competencia de los productos
importados.
Se asumió que el único índice a tener en cuenta es el índice
supermercado y sobre éste se están discutiendo las paritarias para
poder mantener la capacidad de compra de salario.
Ahora falta que la dirigencia que todavía no quiere ver los
problemas del país, diga públicamente lo que dice en privado y
participe en los reclamos.
Como diría Bill Clinton: Es la inflación estúpida. Por lo
tanto es obligación de toda la dirigencia reconocerla y
combatirla sin claudicaciones.
¿Qué hay que hacer a continuación para empezar a cambiar?
Sincerar simultáneamente todas las variables de la
economía y crear una mesa de diálogo, donde esté el campo, para
hacer un plan integral a fin de ir reduciendo la inflación y
destrabar todas las capacidades de los emprendedores para producir
e industrializar con mano de obra argentina.
Se necesita poder generar un shock de confianza para aumentar
el valor de nuestras exportaciones en volumen y calidad.
Por suerte el mundo todavía nos sigue esperando y nos da una
nueva oportunidad a pesar de nuestros pecados.
(*) Consultor. Ex presidente de CRA y CARBAP.
AN/MAF/JC/GAM
Economia y Negocios/Nota
Agro-Suplemento-Enfoque
Buenos Aires, 30 junio (Especial para NA, por Arturo Navarro*)
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NA 2012-06-30 13:51:48