Vivir con lo nuestro
Hace varias décadas Aldo Ferrer sensatamente planteaba que la clave del crecimiento económico de un país se encontraba en la orientación de sus políticas en las diversas áreas de la actividad productiva, y en la eficiencia con la cual se orientaban a la inversión los recursos aportados por el ahorro nacional.
Autor: ALIETO GUADAGNI - 26/01/2012
‘Vivir con lo nuestro’ fue la expresión con la cual se bautizó entonces este enfoque, alejado del simplismo de quienes sostenían que el aporte externo era lo más importante para sostener un proceso sostenido de crecimiento.
Pero esto no significa negar que las inversiones directas de origen externo (IDE) pueden significar un apoyo complementario al esfuerzo de cada nación por fortalecer su crecimiento económico, ya que estas inversiones son un aporte no solo a la acumulación de capital sino también al avance tecnológico. Por esta razón es alentador observar el buen desempeño de estas inversiones en los últimos años en América Latina.
El 2011 fue el mejor año (desde el 2002) para la región desde el punto de vista del aporte de IDE, es decir de inversiones vinculadas a la producción. Toda la región recibió la cifra record de u$s 130.000 millones, lo que significa un 73% por encima del año 2010 y 85% más que en el 2009. Brasil recibió u$s 81,000 millones (es decir nada menos que el 62% del total con apenas la tercera parte de toda la población de la región), seguido por México con 9.800 millones, Perú 7.300, Chile 7000, Argentina 3.900.
La evolución de las IDE ha sido positiva en los últimos años, baste decir que –según las cifras de CEPAL– se incrementaron nada menos que un 103% entre los quinquenios 2002-2005 y 2007-2011, ya que pasaron de u$s 230.753 millones a 469.670 millones, es decir más que se duplicaron. Este aporte de las IDE es importante ya que significa algo más del 8% de todo el PBI de América Latina y el Caribe. Pero no todos los países de la región fueron receptores de IDE en igual proporción, ya que mientras en el quinquenio 2007-2011 la IDE promedio por latinoamericano alcanzó a u$s 824, este valor trepa a u$s 3600 en Panamá, 3200 en Uruguay, 2070 en Chile, 1640 en Costa Rica, 1059 en Brasil, 1040 en Perú y 665 en Argentina.
Pero aclaremos que las IDE no representan todo el movimiento de capitales de cada nación con el exterior, también hay que computar los movimientos de capitales puramente financieros que pueden reforzar pero también anular los efectos positivos de un aporte tipo IDE. El balance de estos movimientos financieros en la región también es positivo con un saldo a favor de u$s 20.000 millones en el quinquenio 2007-2011, pero esta cifra encubre grandes disparidades, por ejemplo un saldo positivo de 213.000 millones en Brasil, uno negativo en Argentina de 60.000 millones y otro también negativo de 120.000 millones en Venezuela.
Una política económica es inteligente cuando es capaz no solo fortalecer un clima institucional que permita retener en sus fronteras su propio ahorro interno evitando la fuga del ahorro al exterior, sino también es apta para atraer sin prebendas ni corrupción inversiones externas orientadas a la producción. Hoy se trata de evitar que ‘Los demás vivan con lo nuestro’.