La Presidente está mal asesorada.
Analizando las definiciones de la Presidente de la Nación en el lanzamiento de la Corriente Agraria Nacional y Popular (Canpo) sobre la necesidad de un nuevo ruralismo, un campo para todos y un aumento de la producción y la exportación con valor agregado,
Autor: ARTURO NAVARRO - 24/04/2011
lo primero que debe asumir su gobierno es que para concretar dichas metas, necesitamos tener políticas de estado que den previsibilidad a las grandes inversiones que necesita el sector agropecuario y agroindustrial, para generar un salto de productividad - cuantitativo y cualitativo - para poder duplicar los ingresos por exportación, para terminar con nuestra crónica decadencia.
Para poder superar el desarrollo del primer centenario, dichas políticas de estado deben estar dentro del marco de un plan estratégico y planificado a 20 años – con la inclusión de la educación y la innovación como fundamental - para lograr un crecimiento y desarrollo sostenido en igualdad de condiciones para todos los sectores, las regiones y los ciudadanos que viven y trabajan en nuestro territorio. El presupuesto mínimo para lograrlo sería deponer todas las confrontaciones de ambos lados, dialogar con todos los sectores y partidos políticos para poder consensuar dichas políticas de estado en el ámbito del poder legislativo.
El mundo nos da una nueva oportunidad. El Mercosur es una de las principales regiones que pueden aumentar significativamente la producción de alimentos. Por el aumento del precio de los alimentos, lideres de los grandes países y la FAO, recomiendan ahora abandonar la demagogia y el populismo e implementar sistemas basados en la libertad con democracia republicana, respeto a la propiedad privada, economías abiertas al mundo para poder aumentar la producción y la exportación en forma sostenible en el tiempo.
Brasil adopto este sistema desde hace más de 16 años y no ha dejado de crecer y desarrollarse, siendo hoy la locomotora del Mercosur y la 5º economía mundial. La Argentina, si hace algo similar, achicaría rápidamente la pobreza estructural y la marginación de tantos ciudadanos, entre los cuales más de un millón de menores son desnutridos.
Si partimos de un diagnostico equivocado sobre las causas de la actual situación, las medidas propuestas serán equivocadas. Por eso al analizar las propuestas de los funcionarios, me lleva a afirmar que la presidente de la Nación está mal asesorada. No hay nada más que inventar sobre cuál es la estrategia para aumentar la producción y la exportación y proveer la seguridad alimentaria de nuestros ciudadanos.
La economía agropecuaria no se maneja con ideologías y mucho menos al ser un año electoral con oportunismo político. Los ciclos naturales casi nunca coinciden con los políticos. De ser reelegida, va a necesitar una mayor producción y exportación en el ciclo 2011-2012 para atender los ajustes de la economía por lo cual los cambios hay que hacerlos ahora.
En el actual contexto interno e internacional, la dirigencia en general debe actuar con responsabilidad intelectual y no seguir usando latiguillos del pequeño productor o de la agricultura familia, proponiendo las mismas recetas de hace 60 años. Las políticas de desacoplar los precios internos de los externos ya mostraron su fracaso aquí y en el mundo. La politica de sacarle al grande y al interior en defensa del chico, han demostrado que no es la solución que necesita el país. Por favor no lo sigan defendiendo de esa forma a los pequeños productores y a los pobres, porque agravan la situación. Hay políticas de extensión moderna muchos más efectivos basadas en la educación, el conocimiento y la asociacion para lograr escala que le permitan prosperar por sus propios medios.
El campo no está pidiendo nada del otro mundo en actual contexto político. Está pidiendo- por lo menos- las políticas que se aplico en el gobierno de Nestor Kischner hasta que prohibió la exportación de carne. Hay que evaluar cuáles eran esas reglas de juego hasta el 2006, para saber que hay que hacer y no cambiarlas arbitrariamente. Si se hubieran mantenido dichas políticas, tendríamos hoy una producción de 120 millones de TT como mínimo y una mejor situación de todos las variables económicas y sociales por las mayores inversiones y actividades generadas.
Por intervenir discrecionalmente desde el 2006 en los mercados y en las decisiones empresarias perdimos 12 millones cabezas de ganado, frenamos nuestra capacidad de producción de granos y leches, se encarecieron los precios de los alimentos, se perdieron mercados fundamentales, se concentro la economía, se descuidaron las economías regionales, se frenaron las inversiones, muchos productores quedaron fuera del sistema y otros tantos trabajadores sin trabajo. No es un consuelo saber que no falto alimentos para el consumo interno. Lo grave es el lucro cesante en nuestra capacidad de producción, que no permitió generar los recursos excedentes para atender los graves problemas sociales y estructurales del país, a pesar del crecimiento chino en los últimos ochos años.
Para concretar el plan estratégico y planificado a 20 años mencionado más arriba, es fundamental la separación de los roles del Ministerio de Agricultura. Hay que hacer como en Brasil que dividió en dos el Ministerio. Un Ministerio atiende las políticas y a los productores que están en condiciones de producir y comercializar libremente y otro Ministerio de Agricultura Familiar que manejando todos los planes sociales que hacen sostenible su producción y su radicación con su familia en forma permanente. Inclusive el Ministerio de Agricultura Familiar con sus políticas de producciones, abasteció en forma directa el 70% de los alimentos del Plan Hambre Cero tan exitoso de Brasil.
Resumiendo diría que los funcionarios y la dirigencia en general tienen que asesorar con políticas modernas si la intención aumentar la producción. Entre ellas hay que terminar con la sustitución de importaciones y el desacople de los precios de los alimentos por cualquiera de los mecanismos conocidos porque frena la capacidad de innovación del empresario. Hay que promover la propuesta de un padrón universal de todos los ciudadanos con necesidades básicas insatisfechas, para atenderlos por medio de una tarjeta electrónica. Pretender seguir subsidiando a los 40 millones de argentinos es renunciar como país a la capacidad de crecimiento que tiene el sector agropecuario y agroindustrial, junto con los otros sectores de la economía, para concretar un desarrollo inclusivo para todos, que nos permita recuperar el lugar que tuvimos en el contexto de las naciones del mundo. --------