Más compradores que vendedores

Una conocida muletilla de los analistas de mercado, cuando no tienen una explicación para alguna suba sorpresiva, es “hubo más compradores que vendedores”.

Autor: HECTOR HUERGO - 25/09/2010


Una perogrullada que disimula el desconcierto, pero que, paradójicamente, plantea la única realidad tangible: la interacción entre la oferta y la demanda. Mercado, que le dicen.
   
   
   ¿Y qué dicen ahora los mercados? Que sigue la escasez. A pesar de estar frente a otra cosecha monstruosa en Estados Unidos, donde se forman los precios agrícolas, los valores siguen para arriba. Lo interesante es que ya estaban en niveles históricamente elevados y suben otro peldaño.
   
   
   Como los precios tienden a los costos, la suba de los granos está determinando un aumento del precio de las proteínas animales, que se obtienen a partir de ellos.
   
   
   Esto es exactamente lo que está pasando. Es el telón de fondo de un escenario extraordinario. El que están aprovechando nuestros vecinos, que la levantan con pala. Nosotros, en algunos casos, con el cuentagotas. En otros, directamente tiramos de la cadena.
   
   
   Veamos por ejemplo la noticia de la semana. La brasileña Petrobrás acaba de cosechar en Wall Street 80.000 millones de dólares, la mayor capitalización de la historia bursátil. Pero lo que conviene recordar es que nuestro vecino -y ex gran cliente de carne vacuna- se lanzó, hace apenas diez años, a conquistar el mercado mundial de las proteínas animales. Para eso no salió a buscar plata a los mercados financieros.
   
   
   Simplemente, canalizó el ahorro interno a través del Bndes, otorgando créditos blandos a los principales grupos privados que operaban exitosamente en este negocio.Crecieron vertiginosamente en Brasil y enseguida salieron al mundo, incluyendo a la Argentina. JBS y Marfrig son hoy los principales players del mundo de las carnes, cuya demanda crece de manera explosiva sobre todo en los países emergentes.
   
   
   Paralelamente, Brasil expandió la producción de los insumos básicos de las proteínas animales: maíz y soja, mientras convierte los Cerrados en pastizales de transición hacia la nueva agricultura a través de un desmonte eficaz e inteligente.
   
   
   Conviven grandes inversores globales, no hay trabas a la llegada de capitales de todo el mundo.
   
   
   Por supuesto no hay trabas a la exportación, ni retenciones ni discursos anti soja ni “las vaquitas son ajenas” ni la mesa de los brasileños. Están expandiendo el consumo interno, las exportaciones y los stocks. Lo mismo sucede en Uruguay y ahora también se revela en Paraguay: este año van a exportar mil millones de dólares de carne vacuna, superando ellos también a la Argentina.
   
   
   Ah, también sigue subiendo la producción de soja, desmintiendo la tesis de que por culpa de esta oleaginosa nos estamos quedando sin carne.
   Frente a esta realidad, la Argentina parece empeñada en querer ver otra película. La ideología quiere imponer su impronta contra natura. Algunos dirigentes plantean que el problema de los pequeños productores se soluciona con retenciones segmentadas. Un experimento poco apropiado, cuya primera consecuencia será la consagración definitiva de una exacción mayúscula. Es inconcebible que la provincia que más ingresos transfiere por esta vía a la Nación, como Santa Fe, aplauda la segmentación en lugar de reclamar su eliminación.
   Esta es la madre de todas las batallas, junto a la de la plena apertura comercial. Y convoca a todo el interior productivo, que está vivito y coleando, pero abrumado por la brecha entre la oportunidad y la coyuntura. No importa si los Kirchner se dan cuenta o no. Lo que importa es que la sociedad se dé cuenta. ¿De qué? De que hay más compradores que vendedores. Y como decía Fierro, que esto no es para mal de ninguno sino para bien de todos.