Exportando abastecemos mejor el mercado interno.

Con esa política nuestros competidores nos ganaron clientes y compraron buena parte de la industria frigorífica en el país. Ellos ven claro lo que nosotros no vemos: el enorme potencial que tiene la Argentina como proveedora de carne para los mercados más exigentes.

Autor: ARTURO NAVARRO - 02/09/2010


Al analizar las nefastas consecuencias de la política del gobierno en la producción de carne vacuna, se impone generar un nuevo marco institucional para dar previsibilidad a quienes tienen que invertir a largo plazo en el sector y para que el país pueda aumentar la exportación de alimentos terminados para abastecer la creciente demanda mundial.
   A pesar de la actual crisis los dirigentes de la cadena cárnica no han podido consensuar una propuesta para terminar con las políticas de los últimos 60 años, que nos han alejado de todos los mercados mundiales. Por seguir pensando que primero hay que abastecer el mercado interno con carne barata, desacoplada de los valores internacionales, y exportar solamente los saldos, estamos como estamos. Más grave aún es que varios nuevos diputados del sector, junto a sus fuerzas políticas, quieren consolidar las políticas actuales por ley, asignándole al estado un rol en la producción de carne mediante la segmentación de los productores.
   Frente a este escenario, la Comisión de Enlace no supo, no pudo o no quiso hacer una propuesta única que oriente a los legisladores sobre las políticas de estado que necesita la cadena pecuaria. Cada entidad sigue dilatando la definición de una propuesta de cambio profundo que termine con estas erráticas políticas que han perjudicado a los productores y a todo el interior del país -por la acción geopolítica de arraigo que tiene la ganadería-. Y que termina perjudicando también a los consumidores.
   Ante esta dispersión de ideas me parece oportuno enumerar las principales definiciones del marco institucional que necesitamos para una política de carnes que dé previsibilidad al inversor y que asegure el abastecimiento del mercado interno, exportando los cortes de mayor valor a los mercados de mayor poder adquisitivo.
   
   Definiciones y marco institucional:
   
   -Por empezar, el país tiene que asumir que puede volver a ser un exportador previsible de carnes a todos los mercados. La carne vacuna argentina es una marca reconocida en el mundo. Sólo se necesita establecer un marco legal estratégico, a largo plazo, que le impida al estado intervenir en el negocio empresario.
   -La responsabilidad indelegable del estado es atender la seguridad alimentaria de los habitantes que están debajo de la línea de pobreza. Asegurarse de que todos puedan acceder a su cuota básica de proteínas. Pero esto no implica que haya que subsidiar la carne a los 40 millones de argentinos. Si se quiere crecer, se debe poner fin a una economía de sustitución de importaciones y dejar que los valores de los bienes internos sean similares a los internacionales.
   -Por otro lado, el estado tiene que atender a la agricultura familiar con políticas que lo arraiguen a su tierra sin castigar al emprendedor, al ser prioritario para el estado, los recursos genuinos que generan dichos productores para atender las políticas sociales.
   -Para el desarrollo de la ganadería no precisamos ningún plan patrocinado por el estado. Se necesita que el productor reciba los precios mercados y que lo dejen trabajar en libertad y con dignidad. Sólo necesitamos emprendedores y productores con capacidad de asociarse y predispuestos a aprender y a innovar.
   -Hay que establecer un único estándar sanitario para todas las plantas de faena. Transparentar el mercado de las carnes es un objetivo prioritario para atraer las nuevas inversiones que se necesitan.
    -Y hay que establecer un sistema de comercialización por cortes, para aprovechar al 100% la media res. De esa forma se atiende en forma eficiente y competitiva las diferentes demandas por zona y por poder adquisitivo.
   Asimismo, el país debe definir un sistema de trazabilidad que responda al estándar internacional.
   -Hay que promover la diversificación en el consumo de proteínas: incluir la carne de cerdo, de ave y de pescado. Es más saludable y permite liberar saldos para cumplir con la apertura de nuevos mercados.
   -Es necesario asumir que un país que quiere ser un gran exportador de carne vacuna debe ser un gran productor y exportador de las otras carnes alternativas a fin de poder atender los picos de demanda de los mercados internos y externos.
   -Una politica de carnes moderna necesita estar incluida en un plan nacional de crecimiento y desarrollo, con una visión estratégica para todas las regiones del país. En este sentido, es fundamental integrar la producción de granos y de carnes, promoviendo su transformación en el lugar de origen. Dichas producciones no son antagónicas sino complementarias, agregan mano de obra y valor final a las exportaciones. Cuando se termina un animal con maíz de la zona, por ejemplo, se duplica la producción de carnes y se relativiza el costo de flete, por el mayor valor del producto y su menor peso, además de cumplir una acción geopolítica.
    -El país debe cambiar los hábitos de consumo: 55 kilos de carne vacuna per cápita por año son más que suficientes. Además, consumiendo menos carne vacuna se permite el desarrollo de las carnes alternativas.
   -El sector agropecuario puede aumentar su productividad en poco tiempo usando la tecnología y los manejos actuales de los productores de punta.
   
   Las metas del plan
   
    -El estado debe contar con organismo como ONCCA, SENASA, AFIP Y ADUANA de excelencia. Necesitamos jerarquizar dichos organismos con profesionales idóneos y despolitizados que ingresen por concursos, para que actúen ecuánimemente.
   -El país necesita estar libre de aftosa sin vacunación para poder exportar a los países con mayor poder adquisitivo y mantener al mismo tiempo al país libre de las otras epizootias, porque ayuda a abrir los mercados y valoriza nuestras exportaciones. La salud y el bienestar animal mejora la calidad del producto final.
   -Hay que aumentar la producción de carne vacuna en una primera etapa a 4 millones de toneladas res con hueso.
   -Ese volumen de producción permitiría exportar un 30% de los cortes de mayor valor, lo que representa 1,2 millones de TT. El 70% restante, 2,8 millones de TT, permitiría mantener un consumo interno para los 40 millones de 70 Kg/h/año. Si el consumo fuera de 55 Kg/h/años, habilitaría para la exportación un excedente de 600 mil TT, que sumadas a las 1,2 millones de TT totalizarían 1,8 millones de TT para la exportación.
   -Promover el aumento de la producción de cerdo y su consumo como carne alternativa. El pollo debería seguir su importante desarrollo para ser parte de la dieta diversificada y junto a las otras carnes y al pescado, muy abundante en nuestra plataforma marítima.
   -Hay necesidad de relocalizar las industrias frigoríficas, según sean las nuevas zonas de producción como el NEA y NOA, entre otras. Una industria frigorífica muy atomizada tiene un alto costo fijo, que termina pagando dicha ineficiencia los productores y consumidores.
   -Si se concreta un aumento importante en la producción y exportación de carne vacuna, hay que analizar la factibilidad de la existencia de un mercado a término, para tener una referencia de precio de mediano plazo para quienes producen, comercializan y exportan, a fin de cumplir los compromisos futuros sin sobresaltos.
   
   Cómo alcanzar las metas
   
    Aplicando en la primera etapa las políticas y gestiones de los productores de punta. Entre ellas, los siguientes:
   
   - Planes sanitarios de prevención y mejor manejo de los rodeos.
   - Cambio en la producción, las reservas de forrajes y las gestiones en su administración.
   - Aumento del porcentaje de destete. Pasar de 60% al 80%.
   - Aumento del peso de faena de una media res de 211 Kg a 280 Kg.
   - Aumento del stock de 52 millones de cabezas a 60 millones de cabeza en la primera etapa.
   - Aumento del stock de vacas a 25 millones lo más rápido posible. Las 25 millones de vacas si se aplica el 80% de destete dan por resultado 20 millones de terneros.
   - Implementar un sistema de recría y de engorde a corral para producir a valores competitivos la media res de mayor peso y aumentar la productividad.
   - Promover la asociación de los criadores en los feedlot como dueños para realizar el ciclo completo y defender el valor final del novillo.
   - Establecer un sistema de financiación con garantía de la prenda ganadera para lograr un plazo más largo y a tasa más barata porque es una garantía real que acrecienta su valor a medida que el animal crece y engorda. Identificando con microchip cada animal la garantía es inviolable.
   - Promover un sistema de distribución de la cuota Hilton por licitación cuya principal condición debería ser que el frigorífico que licita tenga el aval de los productores que van a proveerle los animales.
   
   Finalmente, se necesita una campaña publicitaria hecha en conjunto por las entidades de los productores, de los consumidores y el gobierno para cambiar un hábito de consumo que le ha impedido al país ser un exportador confiable de carne vacuna a todos los mercados del mundo. Mientras en nuestro país aumentaba la población y caía el stock por la política errática de los últimos 60 años, Brasil nos copó los mercados internacionales sin bajar el consumo interno de carne vacuna.
   Señores dirigentes de la Cadena Pecuaria, ustedes tienen la responsabilidad de promover un marco institucional que le dé previsibilidad al inversor. Tenemos que demostrarle a políticos populistas que se puede atender el consumo interno de carne mucho mejor cuanto más volumen de carne exportemos.
   El 18º Congreso Mundial de Carne, que se realizará en Buenos Aires el 28 y 29 septiembre próximos con el lema “Carne para un mundo sustentable”, es la ocasión ideal para presentar un proyecto de producción que se proponga exportar a todos los mercados del mundo para abastecer el mercado interno en forma previsible y sustentable. Eso hicieron nuestros competidores, que terminaron quedándose con nuestros clientes y con gran parte de la industria frigorífica. Justamente porque ven el enorme futuro que tiene la Argentina como proveedor de carne de calidad para los mercados más exigentes.