Granos: ¿Seguirá la baja de los precios?
La Argentina se ha vuelto soja-dependiente. Vale decir que sus precios, que no fijamos, son cruciales. El valor de las commodities depende, en este marco de incertidumbre, de variables macro mundiales. Veamos por qué pueden bajar los precios de los granos:
Autor: JORGE INGARAMO - 13/08/2008
La economía mundial está débil. El FMI redujo las estimaciones de crecimiento económico mundial: 3,9%, este año y del 3,7% en el próximo. Para EE.UU., las cifras serán de 1,3 y 0,7% y, para la zona del Euro, de 1,4 y 0,9%, respectivamente. La economía europea se contrajo 0,2% en el segundo trimestre de 2008, por primera vez desde la creación del Euro. Vale decir que el crecimiento “seguro” provendrá de Asia y derivará en una persistente demanda de combustibles, metales y alimentos.
Luego del impactante crecimiento 2002-2006, estimulado por las políticas monetarias expansivas que siguieron a las Torres Gemelas, se produjo un aterrizaje suave (hasta ahora) perturbado por la crisis hipotecaria americana. Esta economía sigue sobre-endeudada y con baja capacidad de ahorro. En un marco de políticas monetarias laxas, redunda en Dólar débil, lo cual resta competitividad a la Unión Europea (se vuelve demasiado cara).
Fruto de la expansión monetaria y la caída del Dólar, se produjo una activa corriente especulativa hacia el oro, los metales y también las commodities alimentarias y energéticas.
Vivimos, desde junio de 2007, una altísima volatilidad, espectaculares subas en los precios, presiones inflacionarias, crisis alimentarias, etc.. Más de 50 países pobres enfrentaron episodios dramáticos, al no poder cubrir la cuenta energética y alimentaria.
Cuando el petróleo orilló los U$S 150 el barril y el Euro un valor de U$S 1,60 (fines de junio), “cambió el ciclo”. Bernanke anunció que la combinación de presión inflacionaria y recesión, daría un segundo semestre complicado y, ante la inflación de commodities, el Banco Central Europeo aumentó su tasa (de 4 a 4,25%). La respuesta no se hizo esperar. En los últimos 60/70 días, las bajas en materias primas han sido notables.
En La Nación (22-03) estimamos que la “burbuja” en las principales commodities de exportación argentina superaba el 30% de los precios. La caída, desde los picos hasta hoy, es de dos terceras partes de dicha cifra. Así, la soja FOB Buenos Aires, que llegó a costar U$S/tn 590, a fines de agosto cotizaba U$S/tn 486.
¿Qué mundo viviremos?. Hay una elección trascendente en los EE.UU.. Esta economía redujo su déficit comercial, pero (por la crisis) aumentó el fiscal. Estamos en la etapa final de la presidencia Bush, caracterizada como la de un “pato rengo”, con graves dificultades geo-políticas y económicas. Sin duda que, independientemente de quien triunfe, la respuesta a los déficits gemelos no puede ser otra que una suba de tasas, para hacer atractivos los títulos de deuda y así paliar los desequilibrios. Esto producirá la revaluación del Dólar, más pronunciada en el caso de que el nuevo Presidente combine éxitos geo-políticos en Medio Oriente y una tendencia (principalmente en los Demócratas) a restringir las importaciones, para proteger el mercado interno y los trabajadores agremiados.
El escenario más probable implicará un Dólar más caro, en Euros, supongamos una paridad de 1,35 (similar a la vigente en mayo de 2007, antes de la crisis hipotecaria). Los precios FOB en puertos argentinos eran: soja U$S/tn 270; trigo U$S/tn 210 y maíz U$S/tn 150. No olvidar estos valores.
No había demasiada estrechez de stocks mundiales en soja y en maíz. Esta situación se revierte (poco) en la presente campaña del Hemisferio Norte. En trigo, veníamos de malas cosechas en países relevantes, durante dos años consecutivos. Por eso, ahora, se alivia la situación.
El Dólar “menos débil” corregirá el sesgo especulativo, y cambiará el portafolio de divisas. Por la combinación de ambos prevemos, en granos, valores menores, entre un 13 y un 15%, respecto a los actuales, hacia marzo-mayo de 2009: soja, trigo y maíz, FOB Buenos Aires, bajarían a U$S/tn 410; 260 y 190, respectivamente. El barril de petróleo (1/09/08) de U$S 115, caerá a menos de U$S 100.
Este escenario es de alta probabilidad de ocurrencia (75%). Hay dos preguntas clave:
-¿Pueden subir los precios alimentarios respecto de los valores actuales?. No, ya que siguen siendo altos, en la comparación histórica, incluso medidos en Euros. Los pudientes no quieren estanflación.
-¿Pueden las bajas ser mayores a las pronosticadas?. Es posible, aunque poco probable. Deberían combinarse soluciones geo-políticas de “clara lectura” y “de largo plazo”, para que los mercados dejen de presionar sobre el petróleo. Además, la suba de tasas (necesaria para una mayor caída de precios), si bien bajaría la inflación, generaría complicaciones recesivas y fuertes movimientos de capitales, de difícil predicción para los Bancos Centrales de los ricos.
No debería descartarse un horizonte de precios más bajos a los presentados. ¿Cuánto y cuando?. Lo último depende de la fortaleza política del nuevo Presidente americano y su capacidad para virar expectativas en lo económico y en Irak. El cuánto puede estimarse, aunque sea difícil aplicar a la baja, el mismo modelo usado para justificar la suba. No hay que olvidar que entre, agosto-2006 y mayo-2007, el barril bajó, imprevistamente, de U$S 77 a 61, para luego picar a 147 en junio 2008.
Hay un escenario (25% de probabilidad), con un barril a U$S 85/90 y 1 Euro = U$S 1,20 (como en enero-2006). Los valores FOB Buenos Aires podrían ser U$S/tn 305; 175 y 135, para soja, trigo y maíz, respectivamente (entre 37 y 41% de baja con respecto a los valores actuales). Son precios 30% superiores a los de comienzos de 2006, cuando ya estaban presentes el “efecto Asia” y el de los biocombustibles. Hubo un día en que los precios dejaron de crecer sólo en débiles Dólares y pasaron a aumentar también, en fuertes Euros. Los mencionados valores reflejarían una corrección, derivada de mercados “reales”, con respecto a ese momento. Pero, hay que conseguir que los americanos …..ahorren. En serio, y de una vez por todas.