Propuestas para el diálogo
El autor realiza una serie de sugerencias respecto a las políticas macro y a las específicas que considera que deberían adoptarse para el sector agropecuario de cara al futuro. Además, destaca que hay interesantes ejemplos a seguir, como "las políticas de nuestros socios del Mercosur y las de Chile y Perú".
Autor: ARTURO NAVARRO - 12/04/2008
Para aprender qué hay que hacer en esta nueva coyuntura internacional, hay que aprender con el ejemplo de las políticas de nuestros socios del Mercosur, así como de Chile y Perú.
Todos están más integrados al mundo globalizado y a todos los mercados, porque han asumido que es la única forma de poder crecer y desarrollarse en forma competitiva y permanente.
Ninguno de esos países tiene derechos o impuestos por exportar. Su economía funciona en base al mercado y el valor del dólar es único, para comprar y vender. Aplican aranceles en la importación y reembolsos para los productos que se exportan con valor agregado.
Son todos países con inflación controlada y exportan los productos de mayor valor a los mercados internacionales.
Los mayores ingresos de divisas por esa política y la mayor recaudación de impuestos es lo que les permite a los gobiernos tener mayor recaudación para hacer políticas sociales, sin tener que sacarle a un sector para darle a otro.
Ninguno de esos países subió los impuestos por el aumento del precio de los commodities.
Todo lo contrario, bajaron los impuestos al consumo, promovieron el aumento de las producciones y subsidian a los más necesitados para paliar la crisis.
Para mejorar la distribución de la riqueza aplican el sistema más efectivo, que es el impuesto a las ganancias y una coparticipación federal automática, aún con gobiernos unitarios.
En cuanto a las propuestas para la política macro, serían las siguientes:
uHay que tener una política de precios libres fijados por el mercado. Para buscar una salida a esta economía totalmente distorsionada en sus precios relativos, hay que negociar con el gobierno políticas concertadas para atender la canasta básica de los más necesitados.
uEl país debe tener una política cambiaria igual para todos los sectores. El dólar alto para lo único que sirve es para justificar los derechos por exportación, no promueve las inversiones, castiga la exportación y distorsiona geopolíticamente el país, por la concentración del poder a nivel nacional.
uEl país debe funcionar con aranceles razonables para la importación, como una forma de proteger la industria nacional y con reembolsos que premien la exportación de productos terminados con valor agregado.
uHay que definir una nueva estructura impositiva y de coparticipación acorde al nuevo mapa geopolítico y de producción del país, para no frenar la capacidad transformadora de la mayor industria del país, como es la cadena agroindustrial, radicada en cada pueblo del interior.
uHay que establecer un cronograma de reducción y eliminación de los derechos por exportar en tres o cuatro años. Durante ese tiempo, los derechos por exportar serían una retención a cuenta para pagar Ganancias y otros impuestos, contribuciones nacionales y provinciales, correspondientes al ciclo en que genera el crédito. Lo que no se usa en ese ciclo, el Estado lo restituye a quienes no han hecho uso del mismo.
uLos fondos por los derechos de exportación que se recauden en ese tiempo deben ir a un fondo fiduciario para la inversión en infraestructura, manejado por el Poder Ejecutivo, las provincias y el complejo agroindustrial.
uNo podrá haber política agropecuaria y agroindustrial exitosa si no individualizamos primero quiénes y cuántos son los argentinos que necesitan recibir un subsidio del Estado en forma directa. Seguir con la idea de desacoplar los precios internacionales de los internos para subsidiar con alimentos baratos a 40 millones de argentinos, es renunciar a que el país pueda aprovechar esta gran oportunidad por la nueva demanda de alimentos.
En cuanto a las políticas de estado específicas, propongo las siguientes:
uImplementar una política para un desarrollo moderno que contenga a la familia rural en el campo y en los pueblos del interior.
uHay que promover una política de carne vacuna que esté orientada a la exportación de los cortes de mayor valor que demanda el mundo, para que los cortes de menor valor sean más accesible para el consumo interno. Dicha política tiene que estar diseñada con la complementación de granos y de carnes, localizadas en zonas donde la agricultura no sea tan rentable y la terminación de la hacienda se tendrá que hacer en feedlots localizados en la región.
uPara consolidar una política de ganado y carne es fundamental contar con un solo estándar sanitario en el país, y la comercialización de la carne se tendrá que hacer por cortes. Simultáneamente, hay que promover las carnes alternativas de cerdo y pollos, entre otras.
uHay que hacer una planificación a largo plazo de la producción de leches y sus derivados.
uHay que promover que todas la producciones de economías regionales o extra pampeanas estén integradas al proyecto de desarrollo rural familiar de la región, como una forma de integrar las diferentes producciones.
uHay que implementar políticas para cubrir los riesgos climáticos y económicos. El país tiene que tener en forma urgente un seguro agrícola como política de estado, en un trabajo sinérgico del sector público y el privado.
uHay que promover la nueva ley de emergencia agropecuaria que está consensuada por todas las entidades y el área técnica de la SAGPyA. Pero hay que asumir que con la misma no se puede atender las pérdidas que se produce en la agricultura moderna; por eso es fundamental avanzar simultáneamente, con una política pública de seguro, para que llegue a los pequeños productores y a las zonas extrapampeanas como una forma de igualar a todos los productores del país.
uHay que promover políticas de estado para el uso del fertilizante. No puede ser que si sube el precio del fertilizante, se deje de usar el mismo, poniendo en riesgo el aumento de la producción y la conservación de nuestros suelos.
uHay que promover la modificación de la ley de warrants. Es una ley del año 1914 y hay que adaptarla a la nueva realidad de la producción y el comercio del campo, como una forma de abaratar el costo financiero, por ser una garantía real inembargable.
uHay que promover la modificación de la ley de semilla. Si queremos que el país esté a la altura de nuestros competidores, es necesario modificar la misma, para adaptarla al nuevo escenario de investigación y desarrollo mundial. Un verdadero nacionalismo es que las semillas que usemos en el futuro sean eventos desarrollados y patentados en el país.
Pedido I
Hay que tener una política de precios libres fijados por el mercado
Pedido II
Hay que desarrollar políticas para atender la canasta básica de los más necesitados