Hay que promover uso de fertilizantes

Todo el secreto de la Argentina agrícola es la extensión y la calidad de su suelo. Las retenciones impiden, por un lado, ampliar el área sembrada y, por el otro, destruyen la calidad de la tierra.

Autor: ARTURO NAVARRO - 12/02/2008



   
    La imagen anterior equivale a girar en descubierto en una cuenta corriente pero reponiendo, todos los meses, sólo 30% del sobregiro. Algún día no lejano el gerente llamará para avisarnos que no tenemos más crédito. Pasará lo mismo con la capacidad de producción de nuestras tierras si continúa esta política de aumentar permanentemente las retenciones porque esta política impide aplicar tecnologías imprescindibles para tener un sistema sustentable de producción.
   
   La realidad dice que en la Argentina el balance final de los nutrientes del suelo después de cada cultivo es siempre negativo. Concretamente, el promedio del uso de fertilizantes y minerales cubre solamente 30% de lo que extraen los mismos, según las investigaciones del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
   
   Este proceso de deterioro tiene una explicación: seguimos priorizando las necesidades fiscales sin importarnos consolidar un sistema de producción a fin de atender una demanda de alimentos cada vez mayor porque cuando la rentabilidad se achica no se usan los nutrientes necesarios y cae la producción.
   
   El equilibrio de los nutrientes del suelo es lo que hace sustentable al sistema productivo, como el equilibrio fiscal es imprescindible para mantener estable la economía del país. La única diferencia es que para recuperar la productividad de nuestros suelos vamos a precisar muchos años, mientras que recuperar un nuevo equilibrio fiscal lo podemos hacer de un día para otro con una nueva devaluación de nuestra moneda.
   
   Esta situación se agrava en las zonas con menor capacidad productiva y más alejada de los puertos, porque la rentabilidad de los cultivos en las actuales condiciones les impide poder usar las nuevas tecnologías y los insumos necesarios. Las nuevas fronteras agrícolas son las que más necesitan contar con el agregado de estos nutrientes, fundamentales para desarrollar un sistema productivo sustentable.
   
   No es incompatible el funcionamiento de un sistema productivo moderno de alta producción, con una buena rotación de cultivos y el cuidado del medio ambiente. Para la teoría moderna, hay que trabajar sobre las necesidades de fertilizantes que tiene en el suelo y no solamente la del cultivo. Por eso, es fundamental que quienes exploten el predio sepan que, cuando se aplica un nutriente, los resultados del mismo no son solamente para ese cultivo que se está por sembrar sino que hay un valor residual para el próximo.
   
   Quienes alquilan sus campos deberían, también, establecer en forma voluntaria mecanismos de arrendamiento a varios años, para potenciar las asociaciones y los resultados promedio de todas las partes, y así permitir la aplicación de los nutrientes necesarios.
   
   El incentivo del uso de fertilizantes debe ser una política de Estado, independientemente de que existan las retenciones a las exportaciones, porque es una necesidad que tiene la Argentina y el mundo de mantener la capacidad de producción de los suelos.
   
   La política de aumentar permanentementelas retenciones debería tener en cuenta un hecho cierto: la Argentina no sólo vende soja, está vendiendo 70% de los nutrientes de su tierra. Esta política irresponsable está agotando la capacidad de producción en aras de situaciones fiscales de coyuntura. Como se decía en otros tiempos, estamos «matando la gallina de los huevos de oro».