Faltan papas por los controles de precios
CAPITAL FEDERAL, Septiembre 16 (CAMPONOVA) Que las más altas autoridades del Gobierno estén abocadas al problema del precio de la papa es la demostración más palpable de la falta de políticas para el sector, la falta de gestión y el fracaso del control precios.
Autor: ARTURO NAVARRO - 16/09/2007
Hoy el tema que preocupa es la papa; mañana será el tomate; la semana que viene será la carne vacuna y así se irán sucediendo diferentes productos -según la escasez de insumos de la canasta familiar- si el Gobierno continúa con estas políticas: no es rentable producir a los valores que él pretende. El problema se agrava cuando determinadas producciones dependen de eventos naturales que son imprevisibles para el hombre.
La otra cuestión que deja la discusión por el precio de la papa es la situación de la producción en nuestro país. Los alimentos en la Argentina son los más baratos del mundo, gracias a la eficiencia del productor y a las distancias para traerlos en forma competitiva de otros mercados del hemisferio norte, aprovechando el contra-clima (como es el caso que nos ocupa). Estas dos características hacen que cualquier importación en el actual modelo económico lleve implícito un precio mayor que el interno, por lo cual el Gobierno debe establecer una política de estado en cada caso subsidiando la importación, que en la mayoría de los casos no llega a los que realmente lo necesitan en tiempo y forma.
Lamentablemente estas operaciones van a servir para que empresarios oportunistas de la burocracia nacional hagan un brillante negocio con los recursos del Estado. La resolución que fija las condiciones para la importación de papas con subsidio determina que cualquier empresario pueda importarlas, aunque lo único que conocen de este producto es haber consumido unas ricas papas fritas.
En la Argentina se consume 3,5 millones de bolsas de papas por mes (de 35 ó 38 Kg. cada una). Hoy la papa -por problemas estaciónales y por la política de control de precios- está cotizando de 4 a 4,7$ el Kg. El productor, tiempo atrás, recibía $1,20 del mayorista , mientras el Gobierno fijó en $ 0,41 el precio de referencia de la papa pautado para el INDEC, que representa solo el 34% de lo que recibía el productor.
El precio de importación de la papa es de $1,60 el Kg. (en bolsas de 50 Kg.), precio que cuadriplica el fijado por Moreno según sus "cálculos propios de costos de producción". Éstos determinaron que la producción en hectáreas y por hectáreas de papas sea menor este año, agravado además por un año muy maltratado por sequías y heladas en zonas del norte de mucha intensidad y fuera de época. Esto atrasó la producción que hoy tendría que estar abasteciendo en forma suficiente al conurbano bonaerense, que por otro lado es el único poblado que preocupa al Gobierno a la hora de llegar con los precios políticos, olvidándose de los consumidores del interior y de los pequeños productores, que con estas políticas siguen saliéndose del sistema productivo.
Hay que entender por qué ocurren estas anomalías entre los precios internos y externos y los índices del costo de vida. La provincia de Mendoza -que no modificó el sistema de evaluación como lo hizo la Nación- triplica el índice nacional de inflación del INDEC, dato suficiente para comprender que el problema no es el precio de la papa: el problema es la inflación escondida y que cada uno, según el lado del mostrador en que se encuentra, arma un discurso. Con este debate, con subsidios indirectos o con importaciones subsidiadas, no vamos a solucionar el problema de la gente que menos tiene, cuya realidad es otra a la hora de comprar alimentos básicos con los precios del mercado (a pesar de las políticas que el gobierno dice implementar a favor de ellos).
Dudo que con el acuerdo de hecho entre el Gobierno y los productores de papas se solucionen los problemas de escasez del producto y su precio. Para lo único que va a servir es para que en alguna góndola de supermercado se puedan ver esos valores y le sirva al secretario de Comercio para publicarlo en el INDEC. A los comercios en general, y especialmente a los más chicos, el producto subsidiado no le va a llegar, porque el aporte de 2.500 toneladas de los productores es ínfimo.
El consumo de papas mensual del país es de 3,5 millones de bolsas de papas de 35 Kg. cada una. Hablamos de un consumo de 1.225 millones de toneladas que, divididos por 30 días al mes, da 40 millones toneladas por día. Esto representa sólo el 2% mensual del aporte de los productores.
El consumo de papas anual por habitante es de 30-35 Kg. por año. De la producción, el 75% va a consumo directo y el otro 25% para industria y otras actividades. Por el Mercado Central pasa solamente el 25% de la papa que se consume en Capital y el gran Buenos Aires, y el otro 25% se vende en otros mercados o ingresa en forma directa en los supermercados. El 50% restante se consume en el interior del país.
Si los productores de papas tuvieran suficientes en stock debería entregarlas más rápido que pronto antes de que entren las nuevas producciones, que en un año normal y con políticas previsibles lograrían que los precios se nivelaran por sí solos con la oferta y la demanda. Para que esto ocurra, es necesario que se transparenten y liberen los precios de los alimentos, para que el negocio sea rentable para todos y el mercado pueda abastecerse con producción nacional solamente.
Las primeras papas que van a salir -luego de un año muy malo de producción- van a provenir, a fin de mes, de Tucumán, después de Córdoba, continuando con la producción de General Belgrano (Buenos Aires) y, para mediados de enero, de Balcarce, que hoy representa el 40% de la producción de papa del país. De cualquier forma, la producción será menor y la calidad está por verse.
Conclusión: si la papa se encarece bajará el consumo y se estabilizará su precio, a un valor que permitirá que el productor pueda afrontar con previsivilidad el próximo ciclo agrícola. Hay otros alimentos que pueden reemplazarla por unos días. Hace poco más de un mes, el problema era el precio de la lechuga: la semana pasada se tiraron camiones porque no se podían vender.
Los funcionarios tendrán que entender algún día cómo funciona la producción agropecuaria para poder implementar políticas acordes. Las decisiones del productor son siempre para la próxima siembra, pero dependen principalmente de cómo fueron las políticas aplicadas y el resultado del ciclo anterior.
Si el gobierno no quiere repetir la situación actual, no tiene otra salida que sincerar las políticas lo más rápido posible y permitir que la capacidad de los emprendedores aporte los alimentos que necesita el país; así cubrirán las necesidades internas y las exportaciones que el mundo nos demanda en este nuevo escenario de mayor consumo de alimentos(CAMPONOVA)
ACLARACIÓN: Las opiniones vertidas en CAMPONOVA por los distintos autores, son de exclusiva responsabilidad de los mismos. CAMPONOVA solamente facilita la tribuna para que -dentro de la amplitud que caracteriza a CAMPONOVA- las distintas voces puedan expresar su visión sobre determinados temas que hacen a círculo de los agronegocios o a la cadena agroindustria.