Insólito, faltan papas
Que las más altas autoridades del Gobierno estén abocadas al problema del precio de la papas es la demostración más cabal de la falta de políticas para el sector, la falta de gestión y el fracaso del control de precios.
Autor: ARTURO NAVARRO - 12/09/2007
Hoy el tema que preocupa es la papa, después será el tomate, la semana que viene será la carne vacuna y así se irán sucediendo diferentes productos según la escasez de insumos de la canasta familiar si el gobierno continúa con estas políticas, porque no es rentable producir a los valores que él pretende. El problema se agrava cuando determinadas producciones dependen de eventos de la naturaleza que no son previsibles por el hombre.
La otra definición que deja la discusión por el precio de la papa, es la situación de la producción en nuestro país. Los alimentos en la Argentina son los más baratos del mundo por la eficiencia del productor y las distancias para traerlos en forma competitiva de otros mercados del hemisferio norte para aprovechar el contra-clima (como es el caso que nos ocupa). Estas dos características hacen que cualquier importación en el actual modelo económico lleve implícito un precio mayor que el interno, por lo cual el Gobierno tiene que establecer una política de estado en cada caso subsidiando la importación, que en la mayoría de los casos no llegan a los que realmente lo necesitan en tiempo y forma.
Lamentablemente estas operaciones van a servir para que vivos y relacionados empresarios de la burocracia nacional, hagan un brillante negocio con los recursos del Estado. La resolución que fija las condiciones para la importación de papas con subsidios determina que cualquier empresario puede importarlas aunque lo único que conocen de este producto es haber consumido unas ricas papas fritas.
En la Argentina se consume 3,5 millones de bolsas de papas por mes de 35 ó 38 Kg. c/u. Hoy la papa, por problemas estacionales y por las políticas de controles de precio, está cotizando de $ 4 a 4,7 el kg. El productor estaba recibiendo tiempo atrás del mayorista $ 1,20, mientras que el Gobierno fijó en $ 0.41 como precio referencia de la papa pautado por el INDEC, representando el 34% del precio que recibía el productor.
El precio de importación de la papa es de 1,60 el Kg., en bolsas de 50Kg., precio que cuatriplica el fijado por Moreno según sus “cálculos propios de costos de producción” que determinaron que la producción en hectáreas y por hectáreas de papas sea menor este año, agravado por un año muy maltratado por sequías y heladas en zonas del norte de mucha intensidad y fuera de época. Esto atrasó la producción que hoy tendría que estar abasteciendo en forma suficiente al conurbano de Buenos Aires, que por otro lado, es el único poblado que le preocupa al Gobierno para llegar con los precios políticos, olvidándose de los consumidores del interior y de los pequeños productores que con estas políticas siguen saliendo del sistema productivo.
Hay que darse cuenta por qué ocurren estas anomalías entre los precios internos y externos y los índices de costos de vida. La provincia de Mendoza -que no modificó el sistema de evaluación como lo hizo la Nación- triplica el índice nacional de inflación del INDEC, dato suficiente para comprender que el problema no es el precio de la papa.
El problema es la inflación escondida y que cada uno según de que lado del mostrador se encuentre arma un discurso. Con este debate, con subsidios indirectos o con importaciones subsidiadas, no vamos a solucionar el problema de la gente que menos tiene, que encuentra otra realidad al comprar sus alimentos básicos con los precios del mercado; a pesar de las políticas que el Gobierno dice implementar a favor de ellos.
Dudo que con el acuerdo de hecho entre el Gobierno y los productores de papas se solucionen los problemas de escasez del producto y por lo tanto su precio. Para lo único que va a servir es para que en alguna góndola de supermercado se puedan ver esos valores y le sirvan al Secretario de Comercio para ponerlo en el INDEC. A los comercios en general, especialmente a los más chicos, el producto subsidiado no le va a llegar, porque es ínfimo el aporte que van hacer los productores con 2.500 toneladas.
El consumo de papas mensual del país es de 3,5 millones de bolsas de papas de 35 Kg. c/u, estamos hablando de un consumo de 1.225 millones de TT., que divido por 30 días del mes da 40 millones por día, representando solamente el 2% mensual el aporte de los productores.
El consumo de papa por habitante por año es de 30 / 35 Kg. por año. De la producción el 75% va a consumo directo y el otro 25% para industria y otras actividades. Por el Mercado Central pasa solamente el 25% de la papa que se consume en Capital y en gran Buenos Aires y el otro 25% se vende en otros mercados o ingresa en forma directa en los supermercados. El 50% restante se consume en el interior del país.
Si los productores de papas tuvieran suficientes en stock deberían entregarla más rápido que pronto antes que entren las nuevas producciones, que en un año normal y con políticas previsibles, determinan que en poco tiempo los precios se nivelarían solos con la oferta y la demanda. Para que esto pueda ocurrir es necesario que se transparenten los negocios y se liberen los precios de los alimentos para que el negocio sea rentable para todos y el mercado pueda estar abastecido con producción nacional solamente.
Las primeras papas que van a salir luego de un año muy malo de producción van a provenir a fin de mes de Tucumán, después de Córdoba, continuando con la producción de General Belgrano (B.A.) y para mediados de enero, de Balcarce que hoy representa el 40% de la producción de papa del país. De cualquier forma la producción será menor y la calidad está por verse.
Conclusión: si la papa se encarece bajará el consumo y se estabilizará su precio al valor que determine que el productor pueda afrontar con previsiblidad el próximo ciclo agrícola. Hay otros alimentos que los pueden remplazar por unos días. Hace un poco más de un mes el problema era el precio de la lechuga y la semana pasada se tiraron camiones porque no se podían vender.
Los funcionarios tendrán que entender algún día cómo funciona la producción agropecuaria para poder implementar políticas acordes. Las decisiones del productor son siempre para la próxima siembra pero dependiendo principalmente de cómo fueron las políticas aplicadas y el resultado del ciclo anterior.
Si el Gobierno no quiere repetir la actual situación, no tiene otra salida que sincerar las políticas lo más rápido posible y permitir que la capacidad de los emprendedores puedan aportar los alimentos que necesita el país para cubrir las necesidades internas y las exportaciones que el mundo nos demanda en este nuevo escenario de mayor consumo de alimentos.