De retenciones e ideologías
Muchos políticos, economistas y empresarios, al apoyar este sistema, parecen desconocer que en ninguna parte del mundo se le cobran impuestos al empresario por exportar. Las retenciones impiden abrir nuevos mercados a nuestra producción para volverla competitiva e impiden también el ingreso de divisas genuinas, afirma Navarro en este artículo.
Autor: ARTURO NAVARRO - 06/08/2005
Todos aquellos que hablan de un dólar artificialmente alto a largo plazo como la base de un plan económico de sustitución de importaciones, a su vez están diciendo que debe aplicarse retenciones a la exportación. Esto implica, lógicamente, salarios bajos y el cobro del impuesto inflacionario a gran parte del pueblo argentino, mientras que a su vez se mantiene a empresarios prebendarios e ineficientes. Lo único que promueve este sistema es un capitalismo nacional falso. Muchos políticos, economistas y empresarios, al apoyar este sistema, parecen desconocer que en ninguna parte del mundo se le cobran impuestos al empresario por exportar: las retenciones impiden abrir nuevos mercados a nuestra producción para volverla competitiva e impiden también el ingreso de divisas genuinas, tan necesarias para el desarrollo del país.
Las ideas del párrafo anterior exponen el proyecto del "grupo productivo" que reemplazó en forma traumática el sistema de convertibilidad. Este reemplazo traía implícita las retenciones a la exportación, y los dirigentes del sector agropecuario que ayer lo apoyaron y hoy se ven perjudicados por este sistema, deberían asumir públicamente el grave error de haber apoyado lo que bien podríamos denominar "engendro económico" y hacerse a un lado de la representación del sector: no están en condiciones éticas de defender un proyecto alternativo.
Muchos dirigentes decían que algo de retenciones e inflación no era malo. Quienes estamos un poco más en tema, sabemos que es muy fácil aplicar un impuesto a la exportación; el problema es eliminarlo después, ya que produce graves deformaciones en la economía y en todo el tejido social. Por esta razón, el gobierno de turno nunca mas puede prescindir de las retenciones. Inclusive, los mismos sectores que trabajan en la exportación y que se les fue apropiado primero su renta y después su capital con este impuesto, terminan reclamando al Estado cuando se produce un nuevo cambio de precios relativos.
Con todos estos antecedentes y observando que ningún país cobra impuestos por exportar sino que la fomenta, no corresponde estar discutiendo la situación de cada producción en particular. Aceptar que la burocracia estatal tiene la capacidad y el derecho de analizar la rentabilidad de cada producción (y si encima la producción sube se le aplican retenciones) es algo que no se condice con una economía moderna e integrada al mundo.
¿Quién puede invertir a largo plazo en el agro y el complejo agroindustrial, si se mantienen estas condiciones? ¿Cómo podemos ser proveedores fiables y permanentes de los grandes mercados? ¿Queremos ser proveedores únicamente de nuestros saldos exportables, los cuales no se pueden colocar en el consumo interno? ¿No se dan cuenta los gobernantes y los dirigentes de las distorsiones geopolíticas que ha producido este sistema, al apropiarse con este impuesto, de la renta de los productores y de todo el interior? Este sistema, al apropiarse de los recursos genuinos del interior del país, está terminando con el federalismo, evitando que el sector haga las inversiones necesarias por medio del sector privado, quien adjudica los recursos en forma más eficiente.
Lamentablemente, a pesar de estar en un año electoral, no he podido escuchar a ningún candidato o partido cuestionar este sistema económico que tanto daño ha producido al país. Inclusive, las dos vertientes del peronismo en esta elección están de acuerdo con esta estrategia económica, en parte porque uno de ellos lo ideó y el otro está siendo beneficiado por éste (sumado el derrame de la pesificación y la devaluación, que coincidieron con muy buenos valores del mercado de precios internacional). El problema que está surgiendo ahora es cómo van a seguir, ya que el dólar efectivo actual para el sector está casi al valor de diciembre de 2001 y se están terminando de consumir las ventajas que dieron las inversiones pasadas y los cambios económicos producidos por decreto.
Por eso hay que aclararle a la sociedad, que para el Complejo Agroindustrial el tema de las retenciones a la exportación no pasa por lo ideológico. Es más que nada un tema de sentido común: lo único que reclamamos es un tratamiento impositivo que refleje una igualdad de condiciones con todos los demás sectores. Tampoco se puede aceptar un trato discriminatorio, argumentando que el sector es evasor (de un sistema impositivo intolerable para muchas producciones y zonas del país). La gran mayoría de los granos se exportan bajo la supervisión del Estado, por lo tanto tiene que hacer la devolución del IVA en tiempo y forma (como determina la ley): el argumento de que hay una gran evasión es insostenible porque nadie puede perder un 10.5% del IVA.
Las propuestas del Foro de la Cadena Agroindustrial deberían plantear un mecanismo similar al sistema de retención del IVA en cada operación de venta, haciendo también una retención a cuenta de ganancia para reemplazar definitivamente las retenciones o impuesto por exportar. Dicho importe cada productor lo podrá usar para el pago de impuestos o cargas sociales del mismo contribuyente en el mismo ciclo de producción que se hizo la retención. Si el productor no tiene ganancia y le queda saldo a favor en el ejercicio, el Estado tiene que tener un mecanismo ágil para que recupere el saldo acreedor. Este sistema de retención de ganancia se debe aplicar a todas las operaciones que se realizan (ya sea para mercado interno o para exportación), como una forma de que paguen todas las producciones y sea con una tazas razonables.
De esta forma no se castiga solamente al que exporta, el Estado podría tener un mejor control de toda la economía (no sólo del sector agropecuario) y sería una solución para todas las partes. Así se podrán eliminar definitivamente los impuestos por exportar, que van en contra de la inversión de nuevas tecnologías, la rotación y conservación de los suelos, el aumentos y transformación de la producción de los pueblos del interior y el desarrollo equitativo y geopolítico del país.
http://www.clarin.com/suplementos/rural/2005/08/06/r-1027913.htm