Sin default y sin cepo, Máximo podría llegar a segunda vuelta.

Se torna cada vez más indescifrable la estrategia política de Cristina Kirchner en la mirada del mundo económico. Empresarios, banqueros y economistas (por cierto gobernadores y también algunos ministros) no terminan de comprender por qué la Presidenta se ha complicado tanto con el dólar, el cepo y las reservas merced al cierre del crédito externo hasta nuevo aviso. Menos se entiende qué ventaja política podría lograr la Jefe de Estado en su futuro con el actual derrotero de inflación, cepo y recesión; que solo le garantiza más ajuste y peores noticias económicas para el electorado en el último tramo de su larga gestión.

Autor: Guillermo Kohan, Periodista en Cronista - 09/10/2014





Una vez más coinciden los economistas de todas las corrientes. La opinión mayoritaria es que si el Gobierno no reabre de alguna manera el crédito internacional el año que viene, el final del mandato será durísimo, con riesgo de depresión económica si se agudizara la fuga de capitales por temor al vaciamiento de las reservas. Desde luego, nadie supone que se vaya a ajustar el gasto público, mucho menos frenar la emisión para cubrir el déficit.


Todavía les cuesta creer a los hombres de negocios que Cristina no prefiera un camino menos dramático para sus planes en 2015. Por eso reaparecen los rumores o las ilusiones de una negociación externa a partir de enero próximo que permita reabrir el crédito en dólares para la Argentina. Es, como se sabe, lo que recomienda el gobernador Daniel Scioli según le han explicado Mario Blejer y Miguel Bein, sus asesores financieros. Si la economía se sigue hundiendo el año que viene, las chances del oficialismo en las elecciones parecen escasas


La hipótesis del arreglo de la deuda entre enero y marzo, cuando venza el supuesto riesgo RUFO tropieza con un detalle no menor: se aprobó una ley que claramente impide a la Argentina resolver el caso, porque prohíbe pagar a nadie más que lo que se reconoció a los bonistas del canje. Algunos opinan que aún así, y sin retroceder ni en la retórica ni en la acción, Cristina podría retomar la negociación para pagar la sentencia de Griesa, argumentando que el pago de una sentencia judicial no viola la flamante Ley de Pago Soberano. Resuelto circuito de pago a los bonistas afectados por el fallo Griesa, algún alivio financiero llegaría para el cierre del mandato de Cristina. Ahora el juez puso las cosas más difíciles. No solo exige que se cumpla su sentencia, sino que Argentina reponga al BONY como agente pagador y retire a Nación Fideicomisos. Prácticamente que se derogue la Ley que la Presidenta mandó sancionar de urgencia


Observadores políticos más alejados de los números y la racionalidad empresaria observan a sus colegas de la economía con cierta candidez. Por lo pronto rechazan la posibilidad de cualquier acuerdo de Cristina con los acreedores, mucho menos con el juez Griesa o los fondos buitre. No alcanzan a comprender los analistas políticos cómo aún, en el mundo económico, siguen las ilusiones de que aparezca un Gobierno que se amigue con las empresas y los mercados. En ese punto, advierten que solo cabe esperar palo y devaluación. Presión a empresas, bancos y medios de comunicación a través de AFIP, Comisión de Valores, Procelac y Banco Central.


Explican que las dificultades económicas no van a torcer las decisiones de Cristina, sino todo lo contrario, tal como viene ocurriendo desde la llegada del cepo a la fecha. Y suponen que no está en peligro la situación institucional porque no hay, como en 1976, 1989 o 2001 una fuerza política y social dispuesta a voltear el Gobierno y tomar el poder. Y como la crisis económica devalúa el peso pero no cierra bancos, tampoco cae el Gobierno. Por suerte los dólares y las reservas del sector privado están a salvo en ladrillos o cajas de seguridad. No pueden ser estatizados con plan Bonex, corralitos o rodrigazos.
De allí que aún en desacato y con Cristina más chavizada, tampoco el dólar se espiraliza a la hiperinflación. No hay corrida de depósitos porque hace años que ya no hay depósitos relevantes en el sistema. Se mantiene, tal vez con más vigor, el esquema de sobre aceleración y descanso que se vio para el billete en el mercado libre desde la llegada del cepo. Esta vez se escapó casi a 16, y ahora es un alivio que se coloque, intervenido, en torno de 14,50. No recordamos que en el Mundial, apenas 60 días, valía menos de 11. Será cada vez peor, en la medida en que no aparezcan dólares nuevos. Y en este punto se reabren los debates.


Quienes conocen a la Presidenta no creen que Cristina vaya a resolver el crédito internacional trabajando a favor de otros, los que aspiran a sucederla si ella no puede seguir en el poder que es lo que quiere y para lo que trabaja, según confirman íntimos colaboradores. Por eso, y a propósito del futuro de Cristina después de 2015, muchos hombres de empresas comienzan a preguntarse hasta dónde la Presidenta dejará realmente el poder, y si efectivamente está dispuesta a hacerlo en forma pacífica. ¿Por qué no aspirar a quedarse directa o indirectamente si reabre el crédito y mejora la economía? Por la rapidez con la que cambia códigos y hace aprobar leyes, no parece hoy la oposición política capaz de frenarla. Sin default y sin cepo, tal vez Máximo llegaría a la segunda vuelta.