Horacio Busanello: "La agricultura no es negocio en la Argentina"

El CEO de Los Grobo afirma que hay un problema de reparto en la cadena y que la presión fiscal es "una pesadilla" Pese a que sufrió en 2014 la peor caída en la última década, a su modo de ver, el precio actual de la soja no es bajo. En todo caso, dice Horacio Busanello, CEO de Los Grobo, es un problema de reparto. "La presión impositiva es una pesadilla para los productores", afirma. El hombre al frente del management de una de las compañías más importantes del sector subraya que "la agricultura ya no es negocio en el país", y que la explotación de campos constituye en el presente la pata menos rentable del grupo.

Autor: Por Luján Scarpinelli | LA NACION - 11/01/2015


Según Busanello, esto es consecuencia de una política oficial restrictiva en el comercio de granos. Tanto que, a su entender, bastarían unas pocas medidas administrativas que liberen los mercados para resolver el problema de divisas en el país. La actividad que en otros tiempos le valió a Gustavo Grobocopatel, presidente de la firma, el mote de "rey de la soja", es historia: en los últimos tres años, Los Grobo redujo drásticamente su actividad agrícola. Recortó más de la mitad su cantidad de hectáreas, y redirigió sus esfuerzos al área de agroquímicos, de gran dinámica en el mercado local. "En la Argentina -lamenta, en una mirada retrospectiva- no existen las reglas del juego."

-¿Cómo cambió el negocio de Los Grobo en los últimos años?

-Hoy es una empresa más integrada en la agroindustria, con mucho de investigación y desarrollo, y más avocada a servicios que a la producción agropecuaria. En el país, hacíamos 120.000 hectáreas y ahora, 50.000, porque la agricultura ya no es más negocio. Hoy, producir soja en terrenos alquilados no es rentable. Lo era cuando sembrabas con un precio de US$ 200 y cosechabas a US$ 300. Hace tres años que empezamos a salir de eso y entrar en actividades de agroindustria, con valor agregado. Nos enfocamos en vender productos de calidad al campo y en servicios (de acopio, de financiamiento, entre otros).

-¿Cómo se fue modificando la ecuación del productor de soja hasta el presente?



-Cuando la soja dejó de subir ya no fue más rentable, porque todas las ineficiencias de la industria y del país quedaron al descubierto. Y cuando cayó fue más evidente. Hace tres años te dabas cuenta de que el negocio ya no era atractivo bajo las condiciones locales. Para el dueño de la tierra sigue siendo rentable, pero con un retorno bajo de 3 o 4 % y con un riesgo alto. Por eso redujimos hectáreas.

-Entonces, el problema no es sólo el precio...

-Un precio de US$ 370, como el actual, ¡es un buen precio! En 2005 me hablabas de US$ 350 y descorchaba champagne. ¿Por qué hoy es un mal precio? ¿No será que hay que se más eficiente? ¿No será que alguien está ganando de más y otros de menos?

-¿Quién gana de más? ¿El Estado?

-Hoy hay una combinación de retenciones, más impuestos nacionales, provinciales y municipales que, para el productor, es una pesadilla. Hay que encontrar una solución. No sólo una baja de retenciones, sino un planteo integral, para tener un paquete fiscal más equitativo, y mayor rentabilidad para el productor. Aún sin bajar retenciones, si se liberara el comercio de trigo y el maíz, aumentaría la producción y los dólares empezarían a caer muy rápido. Sólo hay que dejar hacer. Son unas pocas medidas administrativas. Antes, se hacían millones de toneladas más de trigo y de maíz que en el presente. La Argentina podría aumentar fácilmente su producción con unas pocas medidas, sin necesidad de grandes inversiones en infraestructura.

-¿La baja es consecuencia de la política oficial?

-Es consecuencia de una política en la que tenés que vender cuando te dicen y al precio que te dicen, y no al del mercado. El precio local está desarbitrado del internacional. El productor corre riesgos y nunca llega a cristalizar un año bueno, porque la variable de precios no se le da.

-¿Qué piensa cuando se califica a los productores de especuladores?

-La especulación en economía puede ser una mala palabra en algunos casos. Pero en el de la soja, se exporta el 95% y no hace al precio de la canasta local. Creo que los productores apostaban a una devaluación que no se dio, y perdieron dinero.

-Con el próximo gobierno ¿hay expectativa de revertir la retracción en agricultura?

-No en el corto plazo. Seguiremos con esta política. No vamos a esperar a que el próximo gobierno cambie las reglas del juego, devalúe o lo que sea. Sí creo que el productor va a empezar a votar en marzo-abril, cuando decida cuántas hectáreas de trigo va a sembrar. Va a mirar a los candidatos y evaluar cuál va a ser su política para el trigo. Y en octubre es la siembra de soja, que se siembra con un gobierno, y se cosecha con otro. Por eso, el mensaje que envíen los candidatos va a tener que ver con los dólares que se cosechen el año que viene. En el país, el problema de divisas, se resuelve muy rápido, como dije, con unas pocas medidas administrativas que liberen el comercio y revisen la política fiscal.

-¿Cómo seguirán los precios de las commodities?

-Seguirán bajos, entre comillas, porque la superproducción va a seguir en el país, Brasil y los Estados Unidos. Los mercados futuros indican eso. La demanda de alimentos seguirá motorizada por China, crezca o no, porque el gobierno tiene un proyecto de urbanización para los próximos diez años, que integrará a una porción de su población al consumo.

-¿Cuál es ahora el principal negocio de Los Grobo?



-Agrofina, nuestra empresa de agroquímicos, se ha revelado como una inversión que ha permitido crecer y potenció el negocio de insumos, hoy, que está llevando adelante muy satisfactoriamente la rentabilidad del grupo, con valor agregado. El negocio de agroquímicos era de US$ 600 millones en 2000, y ya llega a US$ 2700 millones. Desde que la compramos, hace dos años, Agrofina más que duplicó la facturación a US$ 120 millones, con un crecimiento por encima del mercado. Y en los próximos tres años vamos a incorporar una docena de nuevos productos. Vamos a un negocio de conocimiento.

-¿Qué otras ramas de la agroindustria desarrollaron, y dónde ven oportunidades?

-Una de las materias pendientes de los productores es que nos quedamos tranqueras adentro produciendo granos. Transformar los granos en valor agregado es un pendiente de la agroindustria. La Argentina no salió a conquistar el mundo con productos de valor agregado y de marca, como sí hicieron Brasil, Paraguay y Uruguay. Nosotros tenemos tres molinos harineros y abrimos una fábrica de pastas, que es un negocio relativamente chico, pero que ya ampliamos tres veces. Este negocio complementa al molino: en la cadena puede haber un precio de trigo y de harina bajo, pero alto en pastas. Eso permite tener una mayor estabilidad en las ganancias. Tampoco es lo mismo vender soja, que vender alimento balanceado, como proyectamos. Hay que crear productos con un sello de calidad que nos distingan a nivel internacional.

-Algunos empiezan a recuperar el entusiasmo por la ganadería ¿podrían sumarse?

-Tenemos un feedlot en Uruguay, pero no estamos en ganadería en la Argentina. Es cierto que hay una onda de volver porque los precios cayeron en granos, mientras que el de la carne se mantuvo alto, lo que vuelve interesante la ganancia por kilo vivo. Pero eso se corrige con mayor oferta.

-¿Qué desafíos afrontan los empresarios en el país?



-En la Argentina no hay reglas del juego. Los empresarios estamos acostumbrados a que todo sea variable. Nuestro trabajo adicional es tratar de entender o anticipar lo que va a suceder. No fueron reglas del juego ni la tablita de Martínez de Hoz ni el congelamiento de Isabelita ni la convertibilidad de Cavallo ni el cepo que tenemos ahora. Reglas serían si fueran periodos de tiempo largos, pero no fue así. Ese es nuestro desafío.

-¿Esperan que el nuevo gobierno pueda definir esas reglas?

-Creo que como todo gobienro, los políticos harán lo posible para ser reelectos. El desafío del próximo gobierno es que el gran potencial llegue a cristalizarse.

-¿Planes de expansión?

-Estamos en plena revisión estratégica de los planes de los próximos tres años. Hay muchas oportunidades para crecer aquí y dentro del Mercosur. Probablemente volveremos a Brasil, pero no con modelo de antes, sino con un negocio como Agrofina, para vender productos sin tanto capital de trabajo ni tanto riesgo.

-¿Contemplan el desarrollo de tecnología?

-Tenemos un joint venture con Invap (Frontech), que apunta a desarrollar productos para la agricultura de la década que viene. La idea es usar la tecnología satelital con el conocimiento agronómico y crear soluciones que pueda decir al productor qué está pasando en su campo.

Edad: 57 años

Ocupación: CEO de Los Grobo

Es contador de la UBA y posee posgrados en el Insead (Francia), Harvard y Columbia. Fue CFO de Monsanto en la región, gerente Gral. de Zeneca en América latina Norte, y CFO y presidente de Syngenta Agro.

Los Grobo tiene 1000 empleados y una facturaciónde US$ 900 millones.
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