Un mensaje simple que conquista a todas las culturas.

MANILA.- Hay una imagen que resume esta apoteótica segunda visita de Francisco a Asia, continente que él considera el futuro de la Iglesia Católica, en la que se convirtió en el papa que logra reunir más fieles en una misa de la historia. Es la de Francisco enfundado en la ya mítica capa amarilla de plástico made in Vietnam que usó anteayer cuando celebró misa en medio de un tifón fuerza 2 en Tablocan, zona arrasada por otro tifón hace 14 meses; y que volvió a usar ayer al llegar e irse de la misa en papamóvil, bajo una fuerte lluvia.

Autor: Por Elisabetta Piqué | LA NACION - 19/01/2015


"No se puede imaginar lo que significó para los filipinos ver al Papa con la capa de plástico barata como la que tenían ellos", dijo a la nacion el padre Raymundo Sabio, filipino que trabaja en las Islas Marshall.

"Es la primera vez en la historia que un papa celebra así vestido", agregó.

La imagen del Papa vestido con la capa de lluvia amarilla trascendió la frontera de Filipinas, el país con más católicos de este continente. La humildad, la humanidad, la compasión, la simplicidad, el rechazo a la pompa, el mensaje en favor de los pobres que esta imagen encierra fueron mucho más allá.

Y reforzaron la popularidad de Francisco como autoridad y líder moral mundial en Asia, continente que ya había visitado por primera vez en agosto pasado, cuando viajó a Corea del Sur. En ese país aún lacerado por la división con el Norte, de minoría católica, conquistó a la gente por esa misma simplicidad y compasión por los que sufren que demostró en esta gira.

Si en Filipinas centró su mensaje en la necesidad de superar las escandalosas inequidades sociales del país y la abrumadora corrupción -males arraigados en otros varios países del continente y del mundo-, en la etapa anterior, Sri Lanka, el leitmotiv fue la reconciliación, el sanar heridas.

La denominada Perla del Índico, de hecho, aún debe superar las divisiones que quedaron después de 30 años de guerra civil entre cingaleses y tamiles, las dos principales etnias de la pequeña isla.

"Asia para Francisco es un punto de referencia importante, porque es un lugar de frontera donde se confrontan diversas etnias y grandes religiones; y donde vive un cristianismo periférico, no influenciado por la clásica posición centralizada, algo que refleja el modelo de Iglesia que Bergoglio tiene en mente", dijo a la nacion el padre Antonio Spadaro, director de la prestigiosa revista jesuita La Civiltà Cattolica. Spadaro destacó la importancia de Sri Lanka como sede de las grandes tradiciones religiosas, como el budismo, el islam, el cristianismo y el hinduismo.


"Sri Lanka es un paradigma porque tiene una situación única: los cristianos son tanto de la mayoría cingalesa [en su mayoría budistas] como de la minoría tamil [en su mayoría hinduistas], algo que indica su poder, como instrumento de reconciliación", subrayó.

En este sentido, otra imagen que trascendió las fronteras fue la de Francisco enfundado en una capa color naranja que le regaló un líder religioso hindú, en Sri Lanka, fiel reflejo de su voluntad de avanzar en el diálogo interreligioso. Así como su decisión de visitar sorpresivamente a un templo budista.

Francisco, por otro lado, volvió a demostrar capacidad de conectarse con la población asiática, que tiene una cultura y una mentalidad muy distintas.

Y, con 78 años, sorprendió por esa energía que ostentó en ocho días agotadores, primero en un país donde el calor y el sol fueron impiadosos, y luego donde hasta sorteó un tifón fuerza dos. Aunque dio mucho que hablar en Europa, la frase con el ejemplo del "puñetazo" que podría esperar alguien que insultara a su madre, pronunciada ante los periodistas durante el vuelo que desde Sri Lanka lo llevó hasta Filipinas, pasó aquí inadvertida. Sin afectar el amor incondicional por "Lolo Kiko", "el abuelo Pancho"..