El punto de inflexión creó nuevos actores sociales.

Por la memoria de Nisman, por la verdad y por la justicia." Eso dirá la bandera tras la cual se encolumnarán los fiscales federales, nuevos actores sociales que encabezarán la marcha del silencio. La oración, lacónica, se resume en tres conceptos que significan mucho. La clave está en saber leer las palabras y los silencios.

Autor: Por Adrián Ventura | LA NACION - 07/02/2015


Los convocantes son hombres curtidos en la política. No son ingenuos. Pero ahora, como nunca antes, quieren expresar un alarido silencioso pero ensordecedor contra la crispación política que llevó a uno de los suyos a la muerte.

Cada una de las personas que los acompañarán también tiene sus propios motivos. Tal vez sean distintos.

Pero ¿qué asociación o qué partido político tendría más legitimidad que ellos para liderar la marcha?

Pero ¿qué es lo que los fiscales no dicen o no se animan a expresar? Muchos de ellos, como otros muchos ciudadanos, confiesan en voz baja que están convencidos de que "Nisman no se suicidó bajo efecto de una depresión". Muchos de ellos creen que fue víctima de un homicidio. Pero si son fiscales, profesionales acostumbrados a trabajar con pruebas, ¿cómo podrían expresar esa hipótesis si carecen de esas pruebas?

Quien más claramente expresó sus dudas fue el muy experimentado fiscal de la Cámara Federal de Casación Penal, Raúl Pleé: "Nisman está muerto por haber hecho su trabajo de fiscal. Nunca creímos que se iba a cruzar ese límite", aseguró a LA NACION.

La segunda pregunta es: ¿por qué los fiscales reaccionan solamente ahora? Es cierto, pudieron haber reaccionado cuando, durante muchos años, ellos y los jueces soportaron presiones y fortísimas críticas del Gobierno. O cuando el vicepresidente Amado Boudou les volteó al anterior procurador general, Esteban Righi, mucho más respetado que Alejandra Gils Carbó. O cuando personajes de la SIDE y del Ejecutivo les impidieron investigar. O, más acá en el tiempo, cuando Gils Carbó asumió el rol de comisario político y se dedicó a separar a fiscales independientes para reemplazarlos con empleados interinos y mal calificados.

Por cierto, durante ese tiempo, los fiscales y los jueces levantaron el tono, pero la protesta fue débil. Elaboraron comunicados de la Asociación de Magistrados y de la Asociación de Fiscales. Y hace veinte días obtuvieron en la Justicia una medida cautelar que le trabó a Gils Carbó 16 nombramientos.

"Vivimos en un clima enrarecido", admitió públicamente el fiscal Carlos Rívolo, que hace dos años fue separado de la investigación que seguía contra Boudou.

Pero la muerte de Nisman los caló hondo. "Antes no había un muerto; ahora, sí", describió Carlos Stornelli. "Nisman iba a ir el lunes al Congreso y terminó en la morgue", agregó José Luis Campagnoli, que sufrió en carne propia el embate del Gobierno por investigar a Lázaro Báez.

Los fiscales saben que cualquiera de ellos podría ser "el próximo Nisman". ¿Sienten miedo? Tal vez no. ¿Hartazgo e impotencia? Tal vez sí. Y piden que no haya otro Nisman.

Además, tienen una certeza: nadie los protege. Carlos Donoso Castex, titular de la Asociación de Fiscales, dijo que se sintió muy contrariado "al ver que, como toda reacción por la muerte de Nisman, la Procuración sólo publicó tres líneas en el sitio oficial. No salió a apoyarlos".

Por ejemplo, ¿quién protege al fiscal federal Federico Delgado, que en diez días pedirá al juez Daniel Rafecas que realice cientos de medidas de prueba para profundizar la denuncia en la que Nisman imputó a la Presidenta?

Tampoco nadie protege a Claudio Bonadio, que fue amenazado justo cuando investiga a Cristina Kirchner.

En esa línea de levantar el tono, esta semana nueve fiscales protagonizaron otro hecho del que no hay antecedentes: firmaron una denuncia contra Fernando Esteche y Ramón Allan Bogado, dos hombres a quienes Nisman había involucrado como partícipes de la maniobra supuestamente urdida por la Presidenta para salvarles la cabeza a los funcionarios iraníes imputados en la causa AMIA. La averiguación podría traer revelaciones incómodas para el Gobierno.

Por prudencia, para evitar que el Gobierno los califique de opositores, el fiscal Guillermo Marijuan, uno de los líderes de la convocatoria, asegura que marcharán "sólo para homenajear la memoria de Nisman".

Pero los fiscales son conscientes de que piden mucho más que eso..