Pese a los gestos, sigue la tensión Gobierno-UIA.

Fueron con objetivos muy distintos a la reunión. El Gobierno, en busca del apoyo definitivo de los empresarios más poderosos del país a los acuerdos que firmó con China. Los industriales, con ganas de dar explicaciones a los funcionarios de por qué una alianza comercial con ese país era más inconveniente que otra cosa. Ambos se quedaron a mitad de camino. Se prometieron seguir estudiando el tema y cerraron la reunión con un diálogo con la prensa en el que calificaron el encuentro como positivo. El propio presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez, dijo: "Me voy muy conforme".

Autor: Por Pablo Fernández Blanco | LA NACION - 13/02/2015




Puertas adentro, la reunión entre Jorge Capitanich, Axel Kicillof, Julio De Vido, Carlos Tomada y Débora Giorgi con la cúpula de la central fabril para tratar los acuerdos con China, que despertaron peleas en el seno de la UIA, fue más áspera.

Por la central empresaria, además de Méndez, fueron Luis Betnaza (Techint), Miguel Acevedo (AGD) y Martín Etchebarne, el director ejecutivo de la UIA.

Hubo reproches por supuestas operaciones de prensa, análisis técnicos de los industriales con críticas a los acuerdos y una aclaración precisa por parte de los empresarios: no le temen al Gobierno, sino a la política expansiva china, que ven como una amenaza para la industria. La reunión se realizó ayer al mediodía en el despacho del jefe de Gabinete. Comenzó con cuestionamientos de los funcionarios a los empresarios. Con distintos tonos según el vocero oficial que tomara la palabra, todos rechazaron las críticas de la UIA al acuerdo. Era previsible: como suelen hacerlo, los funcionarios se encolumnaron detrás de las palabras de la presidenta Cristina Kirchner, que anteayer había cuestionado en durísimos términos a Techint y, sin nombrarlo, al propio Betnaza.

El tema que generó la tensión inicial, sin embargo, se diluyó a lo largo de la reunión. Kicillof hizo una exposición sobre lo bueno de los convenios, algo que es casi una costumbre en él. Incluso antes de que el ministro terminara, comenzó el debate.

Betnaza midió sus expresiones, pero dijo lo que quería, algo así como el sentimiento profundo de la empresa que maneja Paolo Rocca hacia China, a quien considera una de las principales amenazas en el mercado siderúrgico internacional. Al igual que Méndez, criticó que los convenios tuvieran cláusulas aún desconocidas y planteó dudas sobre la posibilidad de que las empresas chinas se queden con las grandes obras de infraestructura si consiguen el financiamiento. No los calmaron las palabras de Kicillof, que les había garantizado que los convenios no pasan por encima de la legislación argentina vigente en todo sentido, tanto para la inmigración (por el temor a que una ola de trabajadores asiáticos lleguen al país) como para las contrataciones.

Al cabo del encuentro, el Gobierno y los empresarios llegaron sólo a un acuerdo: hay que seguir trabajando si la idea es, justamente, ponerse de acuerdo. Para eso crearon equipos de trabajo. "Hemos planteado algunas inquietudes sobre algunos puntos que se han clarificado en la mesa, se han discutido. Pero, yendo al terreno técnico, algunas cosas es mejor que las aclaren los técnicos. Le hemos pedido al Gobierno, claramente en los casos de Industria, de Obras Públicas, de Servicios y de Trabajo que vengan a la Unión Industrial a explicarnos", dijo Méndez al término del encuentro.

José Urtubey, accionista de Celulosa y uno de los vicepresidentes de la UIA, resumió: "Las relaciones de comercio exterior con China no son una cuestión estática, sino dinámica, por lo que vamos a seguir en contacto y analizando cada uno de los acuerdos complementarios para aportar nuestra posición". Algunos asistentes asiduos a la central fabril se reían ayer porque hasta ahora se impone la mirada que tuvieron desde el primer momento el dirigente salteño y el presidente de la Copal, Daniel Funes de Rioja: había que esperar antes de desplegar las críticas..