SOBRE EFECTOS -PALANCA Y SALTOS DE RANA. .

La CEPAL redujo la estimación de crecimiento para América Latina y el Caribe, a un triste 1%. El FMI pontifica un menor Producto potencial, tanto para economías avanzadas como emergentes. La nota plantea, que nuestro país no aprovechó las oportunidades, entre 2004 y 2013, y hoy tiene el mejor des-apalancamiento posible. La buena noticia es que podríamos estar frente a un "salto de rana" en 2016. Por ahora: sopa.
Autor: Lic. Jorge Ingaramo. - 09/04/2015
Leverage
Una empresa puede lograr el éxito si consigue apalancarse eficientemente, para aprovechar un mercado o desarrollar un negocio futuro, aunque no tenga los recursos (propios) para enfrentarlo.
Este apalancamiento, en inglés leverage, suele ser resumido en el "endeudamiento óptimo" para conseguir la mayor tasa de crecimiento posible de un negocio. Para conseguirlo, hay que ser prestigioso, generar confianza, tener un negocio con expectativas de crecimiento o haber sido favorecido por un shock externo positivo, que (para el caso de una empresa), puede ser un cambio tecnológico apropiable o una modificación de los gustos del consumidor, que le permita ampliar su mercado potencial.
No siempre -para obtener mayores ingresos- hace falta el apalancamiento. Menos aún si este implica un aumento "caro" en el nivel de endeudamiento o que éste NO sea consistente con la expansión, o mejor dicho, con la rentabilidad de la expansión (a la que se pretende acceder sin contar, como se dijo, con los recursos propios para hacerlo). La alternativa es la ampliación del capital.
Llevada la idea estratégica del leverage a la macroeconomía, es posible aplicar conceptos de endeudamiento óptimo, de ahorro óptimo o de tasa de inversión "requerida" para lograr el más alto "PBI potencial". Una vez más, cambio tecnológico, facilidades crediticias (tasa de interés real menor a la expansión del PBI) y desarrollo de los mercados o mayor escala de producción, suelen ser las explicaciones de este aumento del potencial. En la macro, no se emiten acciones.
Así, se dice -y probablemente sea cierto- que el tamaño del mercado de la economía china fue la base del apalancamiento, que le permitió aprovechar su extraordinaria tasa de ahorro, para -conquistar mercados externos (ampliarlos a costa de otros países) y luego internos, -aumentar la productividad marginal del capital invertido (o sea en qué porcentaje cambia el Ingreso ante una adición de Capital), -incorporar mano de obra rural y educarla y, todo, sin necesidad de endeudarse.
También se recuerdan como apalancamientos exitosos los casos del crecimiento del capitalismo industrial inglés, de fines del siglo XIX o la recuperación europea luego de la guerra (Plan Marshall y emisión de dólares).
A propósito, las guerras suelen ser propicias para aumentar el leverage de las inversiones tecnológicas: no en vano, muchos descubrimientos que hoy han tomado aplicación masiva en mercados pacíficos, provienen de innovaciones guerreras.
Finalmente, el caso de América Latina es raro: elevado leverage, gracias al endeudamiento, hasta la crisis de la deuda de 1982; luego un prolongado estancamiento, sin ninguna clase de efecto-palanca, con la suba de la tasa de interés y la baja de los precios de las commodities en el mundo y, finalmente, desde 2004 hasta 2103, precios internacionales en alza e hiper-liquidez, favoreciendo el apalancamiento para crecer.
La CEPAL nos trae malas nuevas.
En esta semana, nos enteramos que la CEPAL revisó a la baja su proyección de crecimiento regional para 2015. De 1,1% en 2014, caeríamos a 1,0%, en 2015. El comunicado refleja "Un entorno global caracterizado por una dinámica económica menor a la esperada en 2014. Con excepción de Estados Unidos, las proyecciones de crecimiento han sido revisadas a la baja en los países industrializados y las economía emergentes se siguen desacelerando".
La CEPAL proyecta un crecimiento cercano a cero, para América del Sur. Más próximas a los EE.UU., Centroamérica y México crecerían 3,2% y el Caribe 1,9%.
A la menor expansión mundial, se le agrega volatilidad financiera (por la política monetaria expansiva de Europa y Japón) y la expectativa del alza en las tasas de interés en los EE.UU.. Amén, como se sabe, del fin del superciclo de los precios de commodities.
La CEPAL dice sobre las economías de la región: "Sus estructuras económicas y sus formas de inserción en la economía mundial, dan cuenta de una importante heterogeneidad en la intensidad y forma en que los choques externos las han afectado".
Así, aquellas con mayor vinculación a Estados Unidos y que se benefician de la caída del precio del crudo, registran las mejores proyecciones: Centroamérica y el Caribe de habla inglesa. Panamá crecerá 6,0%; Antigua y Barbuda 5,4% y Bolivia, Nicaragua y República Dominicana, 5%. De Brasil, no se hace ninguna mención explícita ya que, se comenta, fue desde allí que surgió la inquietud para ajustar a la baja la tasa de crecimiento regional, ante el incierto resultado de la combinación de ajuste fiscal, problemas sociales, crisis por corrupción y marcada devaluación del Real.
Comentario: queda claro que el apalancamiento para el crecimiento y la redistribución de los ingresos de las economías de la región, entre 2004 y 2013, no produjo una mejora en su inserción comercial, ni en la tasa de ahorro y, menos aún, en la capacidad de atraer capitales, aún bajo la forma de deuda, para aumentar de manera sostenible el Producto potencial regional.
No es en vano que, por ejemplo, PETROBRAS, ya no pueda apalancar ni remotamente, cualquier tipo de crecimiento en Brasil, pese a tener un endeudamiento de MU$S 135.000 y haber logrado financiación adicional, sin divulgar detalles, por MU$S 3.500 del Banco de Desarrollo de China.
Dicho en pocas palabras, el crecimiento regional no es sostenible ni está convenientemente apalancado, ya que se basó en una re-primarización de las economías y en dos factores externos agotados o en vías de estarlo (superciclo de precios de commodities e hiper-liquidez mundial).
Ahora que volvimos a la normalidad, no hay cómo mejorar la tasa de crecimiento de la región, porque nada de lo que era transitoriamente exitoso, es sostenible y se perdió una extraordinaria oportunidad gracias a la sobre-abundancia (abuso) del extractivismo, la distribución populista, la escasa inversión y las peleas gratuitas (en realidad bastante costosas) con el Imperio, que ahora empuja a los que sobreviven (en realidad, los lleva "a cococho").
El FMI está triste.
El nuevo Outlook de abril, del FMI, también habla de perspectivas mustias en torno al Producto potencial. Tanto el de las economías avanzadas como el de las emergentes. Han disminuido en los últimos años.
En las primeras, el proceso se inició a principios de 2000. Por la crisis de 2008-09, se redujo no sólo el nivel del Producto potencial sino también la "efectiva" tasa de crecimiento. Para el FMI, las economías avanzadas registrarán un ligero aumento de su potencial -en relación a los niveles actuales- pero, a mediano plazo, padecerán tasas inferiores a las previas a la crisis de 2008. Razones: envejecimiento de la población, lento aumento de la capitalización, etc..
Para las emergentes, también prevé una disminución del crecimiento potencial, esencialmente por las mismas razones, pero también por un menor aumento en la productividad, a medida que se vayan reduciendo las "brechas tecnológicas" con las avanzadas.
Comentario: una vez más, no hay efecto palanca tampoco en la economía mundial, pese al trillado discurso del crecimiento de las clases medias. El movimiento comercial y el más limitado auge económico se han trasladado a Asia y, en menor medida, a África, donde todavía resta -la incorporación de mano de obra rural a los negocios urbanos y, por ende, el apalancamiento (que proviene de un estallido en el tamaño de los mercados urbanos) y, -¿por qué no?, de lo que se llama el hop-frog. El salto de rana se produce cuando, luego de un largo período de estancamiento, se logra la adopción masiva de tecnologías que dan un fuerte crecimiento a la productividad de los factores, ligado al tamaño de los mercados y el aprovechamiento de la escala: algo parecido a lo que ocurrió en América Latina en los ?90s, luego del estancamiento de la década anterior y gracias al viraje tecnológico de la microelectrónica y la Internet durante dicha década.
La Argentina.
Nuestro país no usó el apalancamiento del crédito barato, como lo hizo Brasil y, por el contrario se "desendeudó" o trató de que la deuda pública estuviera en manos de organismos estatales (BCRA, ANSES, etc.), negándose a la supervisión del FMI y al acceso fluido a los mercados voluntarios de deuda. No ganó mercados externos, salvo por la mejora en los precios de las commodities y cuando estaba por comenzar su expansión petrolífera y gasífera, se encontró con una caída del 50% en el precio del crudo.
El cepo cambiario bajó dramáticamente la productividad marginal del capital ya invertido y redujo, por supuesto, la tasa de inversión de la economía.
Es decir, se logró el des-apalancamiento perfecto. Hoy los mercados mundiales demandan menos y pagan menos por lo que nos compran y el mercado local depende críticamente de la tasa de inflación, que ya ha dado más de lo poco y nada que puede dar.
Para colmo, el control de cambios y el desendeudamiento público, con los mercados privados y/o voluntarios, impiden el acceso al crédito de las empresas que podrían aprovechar mejoras tecnológicas, independientes del shock de precios de las commodities. Al achicarse el mercado brasilero, por la recesión automotriz y la devaluación de su moneda, tenemos un efecto sobre el PBI que combina casi todos los males.
Y no hay sectores que se hagan cargo de un "nuevo dinamismo". Peor que el "estado estacionario" del que hablaba Adam Smith, si se me permite la licencia.
En una palabra, estamos peor que la economía mundial, porque no sólo tenemos un menor Producto potencial, sino que, además, nos des-apalancamos, gracias al cepo. Perdimos presencia regional, por nuestras aventuras con Venezuela y por la desgraciada destrucción de los avances que se habían logrado en el seno del Mercosur.
Mercados más chicos, precios más bajos, menor tasa de inversión y menor apalancamiento, son un combo que deberá ser prolijamente desarmado, para lograr una recuperación importante en 2016. La única buena noticia es que podemos estar frente a un "salto de rana", no de orígen tecnológico, sino del producido por el eficiente aprovechamiento de las oportunidades que aún queden.
Por ahora: sopa.