NOTICIAS SOBRE EL VIENTO EN CONTRA.

Se presenta una síntesis de noticias sobre "el viento en contra", que sopla desde afuera. El nuevo gobierno deberá sobreactuar las políticas requeridas para contrarrestar la mala onda, que cunde desde todas las direcciones. No hay que apresurarse en avalar una caída del PBI como la pronosticada por el FMI, para 2016 (0,7%). A extremar los cuidados, para que la profecía no se cumpla.

Autor: Lic. Jorge Ingaramo. - 08/10/2015


El FMI irritó al Ministro de Economía, al proyectar un crecimiento de apenas el 0,4%, para La Argentina, en 2015 y suponer una caída del 0,7%, para 2016. Axel dice que el Fondo coincide con los pronosticadores locales.
Para el Fondo, nuestro déficit externo en cuenta corriente ascendería a 1,8% del PBI (2015); un 50% más que el padecido en 2014 que, a estar por el INDEC, alcanzó la cifra de MU$S 5.651; en este caso particular debido a pagos efectuados a Repsol, por aproximadamente MU$S 5.000.
Se podría suponer que el pálido crecimiento del corriente año está sostenido por un ingreso de capitales (¿?) que compensa el citado desequilibrio en la Cuenta Corriente Externa. Al predecir una caída del Producto en el primer año del nuevo gobierno, el FMI carga las tintas sobre la necesidad de cambios profundos en la organización económica argentina, a los que llama "estructurales".
También el Jefe de Gabinete se irritó con los dichos de Urtubey, en el Consejo de las Américas, en Nueva York. El "vocero" o probable Canciller de un eventual Gobierno Scioli, sostuvo que no haber arreglado con los hold outs produjo mayores problemas que haberlo hecho (obsérvese que no usó la palabra "fondos buitre"). Agregó que La Argentina debe resolver los conflictos comerciales pendientes con países desarrollados, que se traducen en reclamos en la Organización Mundial del Comercio y tener una mejor relación bilateral con los Estados Unidos. El vocero, no contestó -al menos hasta ahora- las críticas del Jefe de Gabinete.
La Bolsa local está subiendo, luego del pago de los BODEN 2015, y tras la "exitosa" colocación de los BONAR 2020. Probablemente también la ayude la recuperación del precio del petróleo, más ostensible desde la intervención rusa en Siria que, de alguna manera, buscaría contrarrestar -indirectamente- la caída en el valor del crudo, que se viera fortalecida por el acuerdo nuclear entre las potencias desarrolladas e Irán.
Como se verá, no hay mucho para festejar. Todos los problemas no resueltos por el actual gobierno podrían tener consecuencias más negativas aún, si uno toma en cuenta el viento en contra que -ahora sí- sopla desde el exterior, perjudicando las chances del futuro gobierno.

Los pronósticos del FMI.
Como hace habitualmente en el mes de octubre, el Fondo ajustó sus Perspectivas para la Economía Mundial. Se ha hecho tradicional en los dos últimos años, que las diferencias en las proyecciones sean, por lo general, negativas: así, el mundo crecerá 3,1 y 3,6%, en 2015 y 2016; en ambos casos con un ajuste a la baja de 0,2 puntos. Igual caída en la proyección revelan las Economías Emergentes, pese a que el pronóstico -para 2015- es de 4,0 y, para 2016, es del 4,5%. China, en los mismos años, crecería 6,8 y 6,3%; mientras que la nueva estrella, India, lo haría al 7,3 y 7,5%, respectivamente. Brasil padecería caídas del 3,0 y 1,0%, en ambos años.
Como se ve, no hay mucho para festejar y, más aún, si se considera que la Institución predice una merma del 46,4% en el precio del petróleo (2015) y otra adicional, del 2,4%, para 2016. Se ve que hicieron las estimaciones antes de la decisión de Putin de ir por el ISIS.
Este aspecto, la caída de los combustibles, era el único que favorecía las chances de tener un déficit externo inferior, en nuestro país. Pero, como se sabe, el precio del crudo comenzó a crecer desde fines de agosto, al pasar de U$S/b WTI 37 al cierre de ayer: 47,81.
En otro orden, nuestro vecino Brasil, pese a la recuperación de los últimos días, ha devaluado su moneda un 63% en un año y, como se dijo, enfrenta una virulenta recesión, que se complica más a raíz de los no resueltos conflictos comerciales, que sostiene con La Argentina, en el bloque del Mercosur. Dilma pretendió encarar un rápido acuerdo del bloque con la Unión Europea, que está pendiente desde los ?90s, enviando listas provisorias para negociación con la U.E.. Pero nuestro país, "no sabe - no contesta".
Siguiendo con los aspectos comerciales, conviene recordar que el Euro se depreció 12% contra el Dólar, lo cual complica el ingreso de mercaderías como las que solemos proveerle a la U.E., por ejemplo, el pellet de harina de soja.
Poco y nada puede esperar el nuevo gobierno, de la evolución de los precios de nuestras principales commodities. En Chicago, hay leves subas estacionales, comparando posiciones cercanas con valores a cosecha (mayo-junio de 2016), donde La Argentina aprovecha la contra-estación. Así, la soja tiene un pase favorable de apenas el 1,3%; el maíz del 4,2% y el trigo del 2,3%. Como se ve, el efecto-estacionalidad es bastante limitado y no hay perspectivas firmes de mejoras fundadas en razones económicas, ya que todo el mundo espera que -a más tardar- a fines del corriente año, la FED suba las tasas de referencia y el Dólar vuelva a revaluarse (en promedio, lo ha hecho un 15% anual en relación a las restantes monedas, excluido el Yuan). Finalmente, en Rotterdam, tanto el pellet de soja como el aceite de girasol, para posiciones previas al ingreso de la cosecha del Hemisferio Norte, tienen pases negativos del 3,5 y del 1,8%, respectivamente.
En los últimos días, tomó estado público el avance del Acuerdo Transpacífico por el cual se pretende dinamizar a las economía asiáticas y a aquellas de América Latina (Chile, Perú y México) que miran a Asia como una forma de compensar el padecimiento sufrido tras la caída de los precios de las commodities. Una vez más, el Mercosur "no contesta".
Como se ve, prácticamente no hay buenas noticias para lo que resta de 2015 y el comienzo de 2016. No en vano el vocero del probable Presidente Scioli, ha estado tendiendo puentes para normalizar las relaciones con los países de Occidente. Hace falta pescar el último tren de tasas bajas.
No deben dejar de mencionarse los riesgos, atendibles, que puntualiza el Outlook del FMI:
- Precios más bajos del petróleo y de las materias primas.
- Una desaceleración inesperadamente pronunciada en China.
- Movimientos desestabilizantes en los precios de los activos y recrudecimiento de la volatilidad de los mercados financieros, que producirían mayores flujos de capitales desde los mercados emergentes hacia las economías avanzadas, en recuperación.
- Una nueva apreciación del Dólar y
- El recrudecimiento de las tensiones geopolíticas en Ucrania, Oriente Medio y partes de África.
Por nuestra cuenta, agregamos que al FMI "se le va la mano" en su entusiasmo por la India.

Para concluir, se ha hecho una apretada síntesis de las noticias sobre "el viento en contra". La agenda del nuevo gobierno deberá sobreactuar las políticas requeridas para contrarrestar la mala onda, que cunde desde todas las direcciones. No hay que apresurarse en avalar una caída del PBI, como la pronosticada por el FMI para 2016. Pero va a ser necesario extremar los cuidados, para que la profecía no se cumpla.
Si no se hacen las cosas bien, desde el momento en que se conozca el nombre del nuevo Presidente de la Nación, los riesgos que se enfrentan son serios y, sin ánimo de cargar las tintas, podrían agravarse si el mandatario electo no tiene la suficiente capacidad de decisión como para organizar una gobernabilidad que sea avalada por consensos entre oficialismo y oposición.