Los siniestros viales y la falta de concientización.

La estadística es tan fría como contundente. Apenas había comenzado 2016 cuando en una sola provincia, Formosa, se registraron 18 muertos en cuatro días en tragedias viales. Ocurrieron en la ruta nacional 34, pero no ha sido ése el único corredor teñido por el drama.
Autor: Editorial de La Nacion - 02/02/2016
La siniestralidad vial sigue cercenando, desde hace décadas, las vidas de muchísimas personas en nuestro país. Como ya hemos consignado en reiteradas oportunidades desde estas columnas, no corresponde referirnos a "accidentes de tránsito", pues, en la amplia mayoría de los casos, son hechos prevenibles, no accidentales, que lamentablemente vuelven a reiterarse año tras año.
Según la asociación civil Luchemos por la Vida, en 2015 se registraron 7472 muertes en todo el país como consecuencia de la inseguridad vial, es decir, un promedio mensual de 622 víctimas mortales, lo cual equivale a 21 personas fallecidas por día. A ellas hay que sumar una innumerable cantidad de víctimas que quedan con heridas o con incapacidades de todo tipo. Sin embargo, la percepción social no deriva en una demanda fuerte y permanente a las dirigencias políticas para que se logre un cambio profundo de una vez por todas. Las Madres del Dolor, por caso, pugnan desde hace muchísimo tiempo por leyes acordes con la gravedad de los delitos que cometen quienes causan la muerte de una o más personas en siniestros viales. También, porque se pongan en condiciones caminos y rutas del país. Muchos de ellos se encuentran en estado deplorable.
El Instituto de Seguridad y Educación Vial ha publicado su "Análisis de la siniestralidad vial en la Argentina", entre 2014 y 2015, con conclusiones preocupantes. El Plan Mundial de la Década de la Seguridad Vial (2011-2020) tiene como objetivo central la reducción del 50% de ese tipo de mortalidad. A simple vista, todo indica que no alcanzaremos el fin propuesto, sino que todo tiende a agravarse. En 2015, el índice de siniestralidad vial grave (hechos que como mínimo reconocen un lesionado fracturado) se incrementó 19,7% respecto de 2014; el de mortalidad vial, 7,7%, y el de morbilidad vial, es decir, los lesionados graves en siniestros de ese tipo, 8,8%.
Nuestros jóvenes de entre 16 y 30 años representan el 40,2% de la mortalidad total, mientras que las motos, que protagonizaban el 10% de los siniestros viales graves, han pasado al 30% .
El proceso de cuatro etapas: concientización, educación, control efectivo y sanción se cumple razonablemente en las dos primeras y se reduce notablemente la efectividad en la tercera. En lo relativo a la sanción, ésta alcanza niveles muy bajos como para modificar conductas. Países como España han logrado reducciones importantísimas de las tasas de mortalidad en períodos de 15 años, al reducir en un 60% los efectos negativos con políticas específicas permanentes relacionadas fundamentalmente con las motos: primeras licencias, medición de alcoholemia, controles de velocidad, demoras al infractor, entre otras medidas. Es fundamental implementar un programa permanente que disminuya de manera significativa los efectos que la ausencia de acción genera en las víctimas y en sus familias y que contribuya a bajar los costos que provoca este tipo de problemática. Insistimos: la necesaria concientización sobre este drama es un paso imprescindible para que la exigencia de cambios dé paso a resultados concretos.