A la espera: las economías regionales aún no repuntan.

La quita de retenciones y la devaluación ayudaron, pero el clima y los problemas externos complican el escenario.

Autor: Carlos Manzoni LA NACION - 30/04/2016


A la espera de que salga el sol. Así están hoy las economías regionales, luego de que el gobierno de Mauricio Macri les hiciera un guiño con la quita de retenciones y la devaluación. En algunos casos no se trata sólo de una metáfora, ya que el clima lluvioso les juega por estos días una mala pasada y les hace perder gran parte de su producción, justo cuando vislumbran que están ante el comienzo de un nuevo ciclo que puede llevarlas nuevamente a convertirse en el motor del país.

Las decisiones de inversión en la mayoría de las economías regionales tienen un plazo de realización que excede a un año; por tanto, dado el corto plazo transcurrido entre los cambios en materia económica y la actual situación, los especialistas y productores consultados consideran que es muy pronto para analizar el impacto en los resultados. No obstante hay indicadores que empiezan a generar optimismo.

Ezequiel De Freijo, analista del Instituto de Estudios Económicos de la Sociedad Rural Argentina (SRA), afirma que se ha estabilizado la actividad en las provincias. "Se va logrando una mejora en el comercio internacional: de los 20 sectores que en el primer bimestre más aumentaron sus exportaciones 18 son del sector agroindustrial", dice.


Según explica De Freijo, este repunte se produjo en respuesta a las medidas que tomó el actual gobierno: la salida del cepo cambiario, la eliminación de los derechos de exportación, una menor intervención en los mercados (lo que genera mejores expectativas para la inversión y el empleo) y la extensión de los plazos para el ingreso de divisas.

Diego Giacomini, director de la consultora Economía & Regiones, dice que la competitividad ganada por las economías regionales no es suficiente para lograr el despegue. "La devaluación del 60% y la quita (baja) de retenciones no alcanzan para compensar la elevada presión tributaria y la tasa de interés, el desacople entre salarios y productividad, la imposibilidad de seguir financiando (con inflación, impuestos o deuda) el actual nivel de gasto público ni las fuertes expectativas de inflación y/o la crisis de Brasil", explica.

"La quita de retenciones y la devaluación nos pusieron otra vez en carrera, ahora hay que esperar que el tipo de cambio no vuelva a quedar retrasado respecto de la inflación", comenta Guillermo Barzi, presidente de la tradicional bodega Humberto Canale y productor frutícola del Alto Valle de Río Negro. "Yo creo que estamos ante un nuevo ciclo en el que, de a poco, el sector se va a acomodar", agrega.

En el caso de la fruta, el optimismo de Barzi no es un dato menor. Se trata de un sector que da empleo a 80.000 personas en el Alto Valle de Río Negro. Claro que, más allá de este panorama, Barzi no olvida las cicatrices que quedaron con la administración anterior, como el abandono de 4000 hectáreas cultivadas y la pérdida, el año pasado, de 250 millones de kilos de peras y manzanas que, ante la falta de competitividad, los productores dejaron pudrir en suelo patagónico.

No lejos de allí, en Mendoza, luego de la devaluación y de la quita de retenciones hubo un leve respiro, sobre todo entre los grandes exportadores de vino, ajo, cebolla y pera. Aun así, un gran grupo de productores todavía está en problemas. "Vivimos una crisis estructural y el derrame no existe. La quita de retenciones y el dólar han ayudado a los industriales, pero el productor sigue padeciendo la crisis", dice Daniel Rodríguez, productor vitícola de San Rafael.

Así, según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura, la vendimia 2016 será la más pobre de la última década. Las estimaciones del organismo nacional indican que la cosecha no superará los 20,6 millones de quintales, lo que representa un 10% menos que lo previsto en febrero y 24% por debajo de 2015.

Con una mirada más general sobre todo el país, Jorge Vasconcelos, investigador del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (Ieral), señala que lo que se ve a primera vista es que hay un nuevo escenario asociado a dos factores: por un lado los cambios en los precios relativos vinculados a la actividad privada, y por otro, la diferencia de situación fiscal entre provincias, que se hace más acentuada este año que en 2015.

"En los primeros meses del año pasado, los indicadores de nivel de actividad estaban liderados por provincias patagónicas, pero cuando se miran los nuevos datos de 2016 se ve que la situación se ha invertido. Esto se da por el tema hidrocarburos, donde hay un claro freno, y a que la situación fiscal de algunas provincias patagónicas se diferencian del resto, sobre todo Tierra del Fuego y Santa Cruz", explica Vasconcelos.

Las noticias que llegan desde Chubut no son las mejores. "Tuvo un impacto positivo la eliminación de las retenciones y el sinceramiento del tipo de cambio, pero estas medidas tienen como telón de fondo la sequía que nos afecta desde hace por lo menos cuatro años y la avanzada del guanaco, que compite en la provisión de agua con la hacienda", se lamenta Federico Pichl, presidente de la Sociedad Rural de Comodoro Rivadavia.

De todas formas, según datos de la SRA, las exportaciones de lana de la última zafra se activaron rápidamente ante las señales de cambio económico: entre diciembre de 2015 y febrero de este año se exportó por el mismo valor que en los cinco meses anteriores (julio a noviembre de 2015). "La producción de lana para la presente zafra se estima en 46.000 toneladas, similar nivel que el del año anterior", precisa el informe de la SRA.

Un poco más al norte en el mapa, en Mar del Plata, el sector pesquero también levanta su voz. Antonio Solimeno, dueño de Grupo Solimeno, que agrupa a cinco empresas integradas, opina que hubo cambios importantes a nivel macroeconómico, como la quita de retenciones (5% en los filetes y 10% en las piezas enteras de langostino y calamar), pero en 120 días de nuevo gobierno no se pueden arreglar todos los problemas. "No hay que olvidarse que desde 2009 veníamos mal parados, el dólar estuvo anclado siete años, hubo alta inflación y los salarios corrieron a la par de la inflación", relata el hombre.

"¿Cómo estamos hoy?", se pregunta Solimeno. Y se responde: "La inflación sigue galopante, los insumos van creciendo, el aumento salarial no va a ser menor a 30%. Para colmo, la crisis de Brasil nos está afectando mucho, porque parte de nuestros productos van a ese mercado. Además tuvimos un golpe muy fuerte con el aumento de la energía. En una sola fábrica pasaré de pagar $ 400.000 por mes a desembolsar $ 1.000.000".


En tanto, los tamberos de Santa Fe enfrentan obstáculos económicos y climáticos. La crisis de la lechería ya es una realidad, producida por la pérdida de competitividad por caída de precios y aumento de costos, pero también por una copiosa lluvia que inundó los campos. Según los propios productores, la producción lechera caerá un 40% este año. El exceso de agua, que anegó en la primera semana de abril unas 2,3 millones de hectáreas, derrumbó también los rendimientos de soja, trigo y maíz.

En Córdoba, una pujante actividad, como la producción de maní, también implora para que llegue el buen tiempo. Con un millón de toneladas -92% del volumen nacional- el maní es en esta provincia la economía regional por excelencia (emplea a 12.000 trabajadores). Este año, el sector tuvo el impulso de las nuevas medidas económicas, pero está complicado por el clima. El presidente de la Cámara Argentina del Maní, Juan Carlos Novaira, ratifica ese diagnóstico. "Con la quita de las retenciones y la mejora del tipo de cambio, el sector ganó competitividad, pero hay mermas en la cosecha por las inclemencias climáticas", afirma.

La siembra alcanzó las 329.000 hectáreas, lo que significa una baja de 4% con relación a la campaña 2014/2015. La producción, según estima Novaira, será de entre 10 y 15% menor que la campaña anterior, cuando sumó 1,3 millones de toneladas.

Por su parte, Fernando Nebbia, presidente del Centro Azucarero Argentino, está con expectativas favorables por todos los cambios de política que anunció el Gobierno (entre otras, el aumento del corte de biotanol en naftas, que pasa de 10 a 12%). Pero aclara: "La realidad es que el azúcar aún no tiene precios retributivos. Tenemos el mismo valor de la bolsa que hace cinco años ($ 200 la bolsa de 50 kilos). Estamos muy ajustados".

En lo que respecta al mercado internacional, los precios son históricamente bajos y la demanda crece al mismo ritmo que la población mundial, es decir, 2,3% anual. "Ahora con el nuevo valor del dólar se puede ver una salida para nuestro azúcar, pero el resultado de esas nuevas operaciones todavía no se puede apreciar", dice Nebbia, que precisa que en la campaña 2015/2016 se produjeron 2,3 millones de toneladas y en la 2016/2017 serán 2,6 millones.

Gianfranco Andreani, presidente de Yancanelo, la fábrica de aceite de oliva más grande de Mendoza, dice que esa producción en particular está complicada, porque los costos siguen sin cerrar. Según cuenta, muy pocas zonas tienen rentabilidad. El norte de Mendoza y sur de San Juan son áreas competitivas, pero La Rioja, Catamarca y norte de San Juan están muy flojos. "El tema es que la mano de obra para la cosecha sigue muy cara, no ha habido inversión suficiente para tecnificar plantaciones y, además, tienen un componente de riego sobre la base de energía eléctrica, que ahora se volvió más costosa con la quita de subsidios", relata el empresario.

Ecuación compleja

En la producción de aceitunas de mesa, la ecuación también está compleja porque, si bien los precios internacionales se acomodaron, el principal comprador es Brasil, país que atraviesa serios problemas. "Entonces hay que mirar para otros mercados, como el de los Estados Unidos. Pero ingresar allí no resulta tan fácil, porque demanda un tipo de producto totalmente distinto al que acostumbra a demandar el mercado brasileño", refiere Andreani.

En el litoral, citrus y arroz, principales productos de las economías regionales de Entre Ríos, no logran recuperarse, aun con la quita de retenciones y con la devaluación del peso. En la provincia se produce el 45% del arroz argentino y se industrializa el 60% de la producción nacional.

El productor Alfredo Bel explica que para hacer sustentable al sector, los arroceros deben exportar el 70% de sus cosechas, pero eso no ha sido posible porque los mercados cerrados no fueron recuperados. "Se perdieron plazas por inacción, por falta de promoción, por quietud estatal y ahora hay una sobreoferta que achata los precios", agregó. Concretamente explicó que mientras en abril de 2015 el kilo de arroz costaba $ 2,40, hoy vale 2,20 pesos.

Con la citricultura ocurre algo parecido: no se pudo exportar el 20% que antes se destinaba al mercado ruso, principalmente. "Hay una sobreabundancia de naranjas y citrus dulces, y los precios han caído", dijo Bel, que es dirigente de la Federación Agraria en Entre Ríos.

La provincia produce 80% de la naranja argentina. "Cuando Rusia quedó en bancarrota por la caída del precio del petróleo, se cerró la posibilidad de venta de naranjas y mandarinas entrerrianas y eso golpeó fuerte a la economía regional", dice Bel.

Las economías regionales aún tienen varios desafíos: mejorar la competitividad a partir de la acción colectiva de las diferentes cadenas de valor, acoplar el valor de los combustibles a los niveles internacionales para que el transporte no sea un impedimento al desarrollo de estas actividades en el interior y acomodar el financiamiento, a partir de una política fiscal y monetaria coordinada para lograr una tasa de interés adecuada a los negocios.

Con la colaboración de José Bordón, Pablo Maninno, Jorge Riani y Ana Tronfi

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