Hay que evaluar a nuestros graduados.

Seguramente muchos de quienes leen esta nota fueron interrogados por hijos, sobrinos o nietos que estaban decidiendo la elección de una facultad para cursar sus estudios y querían saber el nivel de la enseñanza que ofrecían, difícil tarea, teniendo en cuenta que tenemos más de 100 universidades. Cada uno de nosotros contesta de la mejor manera, pero con poca información.

Autor: Alieto Guadagni PARA LA NACION - 07/10/2016


En los más grandes países de América latina la situación es distinta, ya que evalúan el nivel de conocimientos de los egresados con un examen a la finalización de la carrera. El objetivo es asegurar que todos los graduados, sean de universidades estatales o privadas, tengan los conocimientos requeridos para su futuro profesional. En estos países, el gobierno ofrece anualmente una valiosa información acerca del nivel de conocimientos de los graduados, por tipo de carrera y por universidad. La gente está bien informada para la elección de universidad. Esto ocurre en Brasil, México y Colombia, pero no aquí.

Brasil instituyó el Sistema Nacional de Educación Superior (Sinaes), que administra el proceso de evaluación de las universidades públicas y privadas, e informa el nivel de conocimientos de sus egresados. La evaluación se realiza mediante el Examen Nacional de Rendimiento de los Estudiantes (Enade). Esta prueba obligatoria se aplica a los estudiantes de todos los cursos en el final del último año de su formación universitaria. El informe de rendimiento correspondiente a cada facultad se pone a disposición de la gente mediante su publicación. Este informe es muy importante para el Ministerio de Educación, ya que permite obtener indicadores de calidad educativa. Las facultades que obtengan reiteradamente un puntaje muy bajo no pueden ofrecer en el futuro esa carrera.

México aplica una prueba similar, denominada Examen de Egreso de la Licenciatura (EGEL), que también evalúa el nivel de conocimientos de los egresados. Los resultados de las pruebas se publican por cada licenciatura, informando la universidad y la nota obtenida en cada carrera evaluada. En 2011 se estableció un padrón de programas de licenciaturas de alto rendimiento, con el fin de reconocer y distinguir las carreras cuyos egresados alcancen niveles significativos de aprendizaje.

Colombia aplica el examen Saber Pro, de carácter obligatorio para todo estudiante que desee obtener un título universitario. Los objetivos de este examen son comprobar el grado de desarrollo de competencias de los estudiantes próximos a graduarse, elaborar indicadores de la educación universitaria y servir de fuente de información para mejorar la enseñanza. Uno de los indicadores que se obtienen a través de estos exámenes es el Modelo de Indicadores de Desempeño (MIDE), que permite conocer la calidad de las universidades basándose en las notas obtenidas en estos exámenes Saber Pro. Estos indicadores son publicados por el Ministerio de Educación. Además se distingue a los mejores graduados con mejores promedios y se les ofrecen becas para estudios de posgrado.

Los gobiernos de Brasil, México y Colombia ayudan así a los estudiantes que enfrentan la decisión de elegir la carrera que guiará su futuro laboral, al proporcionar información útil de muy alto valor. En nuestro país, el Estado no ofrece hoy esta cooperación, ya que no existe ningún sistema de evaluación del nivel de conocimientos de los graduados ni por carrera ni por universidad. Es más, somos un caso excepcional en el mundo: nuestra ley de educación prohíbe expresamente proporcionar este tipo de información en el nivel primario y secundario.

Nuestra educación está en crisis, esto ya no es un secreto para nadie. Se han encendido luces amarillas en todos los niveles educativos, en todos los sectores y en todo el país. Probablemente, de establecer este tipo de evaluaciones obligatorias al final de cada ciclo -primario, secundario y universitario- se encenderían luces rojas. Pero necesitamos urgentemente disponer de esta información. Todos la necesitamos: las familias, los estudiantes, las universidades estatales y privadas, el Gobierno y los empleadores. Necesitamos saber por dónde empezar a mejorar nuestro sistema universitario, y este tipo de evaluaciones nos va a ayudar a fijar prioridades para que por fin podamos tener un sistema educativo de calidad e inclusivo.

Estas evaluaciones no son condición suficiente para recuperar la educación de calidad que alguna vez tuvimos, pero son condición necesaria si es que queremos fortalecer la educación que requieren nuestros jóvenes para tener un mejor futuro en el difícil mundo globalizado.

Centro de Estudios de Educación, Universidad de Belgrano