Un convenio para reducir pérdidas por conflictividad.

El pacto busca hacer más competitivo el sector petrolero y disminuir los costos que generan los reclamos sindicales, que les cuestan millones de dólares a las empresas
Autor: Pablo Fernandéz Blanco La Nación - 11/01/2017
El jefe de una de las mayores petroleras argentinas relataba meses atrás con cierta envidia cómo en Estados Unidos esa industria había despedido a miles de trabajadores tras la caída del precio internacional del crudo sin siquiera un reclamo importante por parte de los sindicatos. Justificaba la paciencia de los trabajadores norteamericanos por un detalle macroeconómico: por aquellos días, otros sectores vinculados a la industria estaban demandando mano de obra, por lo que no les resultó difícil a los asalariados conseguir un nuevo trabajo.
Su situación en la Argentina era distinta. Le pedía un subsidio al Estado, al igual que varios lobbistaspetroleros, para sostener la actividad y así evitar despidos masivos. No le preocupaba el futuro de sus empleados, sino que una protesta social hiciera inviable la actividad. Después de todo, eso ocurrió en Cerro Dragón, el principal yacimiento petrolífero de la Argentina, que sufrió un ataque salvaje en 2012, que les ocasionó pérdidas millonarias a la empresa y a la provincia, que cobra regalías sobre la producción de hidrocarburos.
Lo mismo podría decir, por caso, Sinopec, la compañía china de petróleo que tiene el centro de su actividad local en Santa Cruz. Un informe interno de la empresa muestra que entre enero y diciembre del año pasado tuvo 76 conflictos con sindicatos, un promedio de 6,3 disputas por mes.
Medidos en dólares, los números pueden llamar aún más la atención. Hasta septiembre pasado, las pérdidas por cese de producción habían sido de US$ 3,4 millones. La provincia que maneja Alicia Kirchner resignó en el mismo período US$ 600.000, una cifra nada desdeñable para un distrito cuyo principal motor económico es la contratación del Estado, con problemas de caja crónicos y cuyos timones políticos, cualquiera que sea el nombre, tienen la costumbre de golpear las puertas de la Casa Rosada para pedir fondos.
El número de pérdidas del año pasado, sin embargo, fue bajo en comparación con los de otros años. El más alto se registró en 2014, cuando las huelgas le costaron a la empresa US$ 17 millones y a la provincia, US$ 3. Después de ver esos números en un Excel o en presentaciones en PowerPoint que recorren el mundo, es más fácil hacer una afirmación que un empresario difícilmente haga en voz alta: los petroleros les tienen miedo a los trabajadores.
En la última celebración del Día del Petróleo, en diciembre pasado, un empresario pyme se camufló entre un grupo de periodistas que hablaban con el ministro de Energía, Juan José Aranguren. Le enrostró que en la industria petrolera argentina no se podía echar gente. El funcionario le respondió. Le dijo que las cosas se cambiaban trabajando. Pero la pregunta del ejecutivo flota desde hace años en la industria petrolera.
El convenio que anunció Macri intenta alinear la industria local con los parámetros internacionales. No se trata de echar gente. De hecho, las empresas quisieran lo contrario. La intención es que el trabajo rinda más. Ese acuerdo unió voluntades tan distintas como las del ex CEO de YPF Miguel Galuccio o el fallecido Carlos Bulgheroni, que se lo planteó en persona a Axel Kicillof. El ex ministro le respondió una vez que los trabajadores acompañarían porque eran peronistas. Ahora, Macri prefirió ponerlo por escrito.
Las claves del convenio
Productividad
Desde hace años las empresas petroleras sostienen que para poner en marcha un equipo en el país se necesita mucha más gente que en Estados Unidos, algo que atenta contra la actividad
Caso testigo
El desarrollo de los denominados recursos no convencionales de petróleo y de gas, asociados en el país a la formación neuquina Vaca Muerta, es más costoso que la explotación tradicional de hidrocarburos. Por eso, con la caída de precios internacionales, se volvió menos interesante para la inversión. La modificación de las condiciones laborales para esa parte específica de la actividad podría mejorar las perspectivas
Potencial petrolero
En Estados Unidos, Eagle Ford, similar a Vaca Muerta, registró un nivel altísimo de actividad debido al cambio tecnológico. Eso permitió que Estados Unidos comenzara a autoabastecerse. La Argentina tiene la segunda reserva de recursos no convencionales después del país del Norte. El Gobierno se ilusiona con que las nuevas condiciones del negocio permitan un desarrollo similar