Informe Especial: La Pelea de los Semilleros Argentinos para competir con Monsanto

El controversial mercado de transgénicos está concentrado en un puñado de compañías a escala global: modificar genéticamente una semilla para hacerla mejor ?más resistente? puede llevar 10 años y costar más de us$ 100 millones. esto deja afuera del negocio a las empresas argentinas que se centran, hoy, solamente en el mejoramiento genético. una nueva ola de métodos de "breeding", sin embargo, podría poner patas para arriba a los reguladores y abrir a la genética Argentina al mundo: no por la puerta, sino por la ventana
Autor: Por FLORENCIA PULLA en infotechnology.com - 04/04/2018
Las primeras tres exportaciones del país?harina de soja, maíz y aceite de soja, respectivamente? le deben a la pampa húmeda, fértil, su predominio. El área cultivable es, después de todo, de las mayores del mundo: 31 millones de hectáreas puestas al servicio del cultivo de granos; el décimo país que más territorio le dedica a la agricultura según la Food and Agriculture Organization (FAO). Este predominio no es casual ni sucedió de un día para el otro. Hace más de un siglo, el camino al capitalismo estaba, como hoy,sembrado de promesas. Empezaba, así, la historia de la pampa gringa y, también, nacía el mito: Argentina, "granero del mundo". Hoy,se exportan más de 90 por ciento de los alimentos que se producen,suficientes para alimentar a 450 millones de personas, 10 veces la población local.
El dato no es menor. Según cifras de la ONU, para 2050 la población global aumentaría de 7.800 millones ?hoy? a 9.700 millones y, al arañar el próximo siglo, la cifra se elevaría a 11.000millones, con un foco de crecimiento especialmente importante en lo que se denominan los"países en vías de desarrollo". A todos habrá que alimentar. Ganar área cultivable es un proceso difícil, cuando no imposible, pero la agricultura es creativa. Se rige por conceptos muy claros: si no se puede aumentar la extensión, dicen, la pulseada contra la naturaleza se gana aumentando el rendimiento, el famoso "rinde". En otras palabras, a más consumidores, el camino es, irremediablemente, aumentarla productividad por hectárea.
La ciencia?en concreto, la biotecnología? ha sido una herramienta clave para profesionalizar un sector otrora informal. La revolución verde, con su uso de variedades mejoradas, pesticidas y mejores fertilizantes, implicó un cambio de paradigma respecto a la agricultura tradicional que se practicó durante siglos. Los grandes players del sector ? que producen semillas, transgénicos, desarrollan agroquímicos y presentan soluciones para una agricultura de precisión?y los agricultores a cargo de la toma de decisiones tuvieron que navegar estas aguas, no siempre tranquilas, con intereses en común y, por momentos, opuestos.
En este mercado concentrado?que mezcla inversiones a largo plazo, riesgo, regulaciones e innovación?la Argentina tiene un rol para jugar. Pero la cancha está complicada. La "pelota" en esta analogía futbolera es la semilla; el principio de la vida. Aunque existen desde hace años empresas de mejoramiento genético en el país?Nidera, Bioceres, Don Mario, entre varias otras?, nuevas técnicas de breeding y la posibilidad de generar eventos transgénicos a menor costo están poniendo a las empresas argentinas en el mapa. Son otra clase de "brotes verdes": crecimiento económico, sí, pero ligado a la economía del conocimiento aplicada al sector de mayor potencial exportador, el agro. La carrera, para las "semilleras" argentinas, ya empezó hace rato. El negocio en disputa no es menor:según Statista, las seis compañías más importantes valen no menos de US$ 60.000 millones.
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