El virólogo argentino Pablo Goldschmidt asegura que - el tratamiento científico y mediático contra el coronavirus contrajo la democracia y aumentó el autoritarismo-

A seis meses de la irrupción del Covid-19, el doctor radicado en Francia, que causó polémica al decir que “el coronavirus no merece que el planeta esté en un estado de parate total” , le envió a Infobae una serie de reflexiones acerca de la pandemia, la forma de terminar con el confinamiento, el impacto oculto del aislamiento, la aparición de “profetas” ante el temor a la enfermedad y la muerte, su visión sobre el número de fallecidos y el potencial riesgo de los testeos inmunológicos masivos
Autor: Por Pablo Goldschmidt en Infobae.com - 13/05/2020
“Al día de la fecha, no se pudo confirmar con certeza ni cómo ni cuándo el Covid 19 entró por primera vez en el cuerpo humano -comienza el escrito que el doctor Pablo Goldschmidt envió a Infobae-. Las hipótesis que fecharon la difusión viral a fines de enero del 2020 quedaron caducas cuando se determinó que este virus respiratorio ya había afectado a los humanos antes del mes de diciembre de 2019, fecha en que los médicos chinos habrían registrado en la provincia central de Hubei el primer caso (China reconoció el 15 de enero el riesgo de transmisión humana)”.
La gravedad de los cuadros que pueden provocar los virus respiratorios no es un descubrimiento del año 2020, y a título de ejemplo, puede leerse en los documentos del Instituto Pasteur de Paris y en numerosos sitios web (2018, 2019, etc) que los virus respiratorios pueden ser letales. Desde años ya se había claramente comunicado que la neumonía disparada por los virus respiratorios afectaba de forma severa a personas con enfermedades cardíacas o pulmonares. Además, los documentos anteriores al 2020 ya indicaban que las neumonías estaban relacionadas con respuestas inflamatorias a veces excesivas, y que esas reacciones podían conducir a síndromes de dificultad respiratoria aguda, patología grave que pone en peligro el pronóstico vital. Indicaban también, que en dos grandes epidemias (1972-1973 y 1994-1995), más del 90% de las muertes atribuidas a las neumonías inducidas por infecciones virales, se habian observado en personas mayores de 65 años.
La información que se difundió sobre el nuevo coronavirus
Desde enero del 2020, entre terror y cifras de tasas de mortalidad sin referencias correctas, los estudios de televisión y de radio recibieron expertos sanitarios que improvisando pronósticos poco precisos avalaban el fondo de lo que iban a explicar, mientras hora tras hora los noticieros y los websites sumaban cifras deshumanizadas.
Por otra parte, la práctica médica fue integrando conceptos que hasta ese momento eran parte del saber biológico. Por ejemplo, la idea que las citocinas estaban implicadas en las complicaciones pulmonares de las infecciones por virus respiratorios, o que el sistema de proteínas del Complemento fabricadas en el hígado intervenían en la agravación de ciertas personas gravemente afectadas, fue emergiendo. De este modo, el saber biológico, que había sido dejado de lado durante años, maravillaba a los colegas entrenados para repetir que la clínica era soberana. Así, la implicación de los fenómenos de microcoagulacion por factores intrínsecos y el uso de antimediadores biológicos de la inflamación llegó a ser una temática aceptada y practicada en los contextos extra-mesada de los laboratorios.
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