El lento ocaso del reinado de Cristina.

En su momento más crítico exhibió su soledad y síntomas de declinación; las fallidas gestiones judiciales de Alberto Fernández y las razones de la inédita crítica a Néstor Kirchner; cómo cambia el escenario electoral con su apartamiento
Autor: Jorge Liotti LA NACION - 11/12/2022
Corría diciembre de 2017 y Cristina Kirchner acababa de perder la elección legislativa contra el macrismo por poco margen. Alberto Fernández tampoco había tenido éxito como jefe de campaña de Florencio Randazzo. Los dos, frustrados, volvieron a verse después de mucho tiempo en la casa de la hoy vicepresidenta. Ella, golpeada políticamente, expresó sus temores por el efecto judicial que podía tener aquel resultado. En su lógica, los problemas en la Justicia se resuelven siempre como una ecuación de poder. Él encontró la rendija para ensayar un acercamiento: hizo gala de sus relaciones en los tribunales, desplegó sus contactos con la Corte Suprema y habló de su padrinazgo sobre algunos de los jueces clave de Comodoro Py, especialmente Julián Ercolini, a quien siempre calificó como “su discípulo predilecto”, una herencia por haber compartido la cátedra de Esteban Righi. La reconciliación quedó sellada sobre las tablas de la ley. El pacto judicial fue decisivo para el reencuentro político. Quedaron sepultados allí años de duras críticas y menosprecio que él hizo público en los medios y que ella ventilaba en privado. La última vez había sido dos meses antes, cuando intentó llegar a un acuerdo electoral con Randazzo y lo trató de “traidor” para rechazarlo como intermediario.
Ya como presidente, Alberto Fernández hizo algunos intentos por cumplir su compromiso con quien lo había designado al frente de la fórmula. En algún momento de 2020 se reunió con uno de los ministros de la Corte Suprema con los que tenía trato. Lo recibió con su amabilidad de anfitrión, un té y un escrito que había elaborado Carlos Beraldi, el abogado de Cristina Kirchner. Contenía algunas líneas judiciales y sugerencias relacionadas con las causas de la vicepresidenta. El juez se retiró perplejo y ofendido por tamaña insinuación. Allí empezó a resquebrajarse la relación con el máximo tribunal.
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