BALANCE DE MAYO: DEMASIADO OTOÑAL, CASI MUSTIO.
Impericia en el manejo micro y desacuerdos en el macro, produjeron un mes de mayo para el olvido, que será apenas recordado por el arreglo con el Club de París y una buena recaudación (obvia), proveniente de Aduana. El mundial y la inminencia de los aguinaldos no cambiarán el humor económico en junio. Las mini-devaluaciones mantendrán la expectativa de una inflación alta y la contracción monetaria, por lo menos la previa al pago de aguinaldos, acentuará el impacto recesivo implícito en la incertidumbre sobre el consumo de los asalariados.
Autor: JORGE INGARAMO - 10/06/2014
La AFIP mostró como un logro la recaudación de mayo. Pero no es para tanto. El Ministro terminó la negociación con el Club de París y la presentó como un éxito. Ahí termina la cadena de la felicidad. Todo lo demás fue bastante complicado y atribuible, principalmente, a la imprevisión o impericia en el manejo de la política económica.
Es cierto que la recaudación tributaria creció 35,1%. Pero también es cierto que los impuestos de base “local” como IVA, Internos, Combustibles y Créditos y Débitos Bancarios, subieron apenas 28,6%, interanual, contra una inflación que uno podría estimar en torno al 33%. Particularmente, el IVA de la DGI y los Internos coparticipados aumentaron 26,0 y 27,9%, respectivamente. Claramente, la recesión empezó a sentirse en la recaudación tributaria, dada la caída impactante en la venta de autos y, seguramente, el escaso movimiento de la construcción y la compra-venta de inmuebles. Naturalmente, la contra-cara es el crecimiento del 62,8% en la recaudación por Derechos de Exportación que hace que, el subtotal recolectado por Aduana, ascienda un 39,0%.
Otra pálida es que el Sistema de Seguridad Social recaudó contribuciones por apenas el 27,3% adicional. Los procedimientos de crisis, las suspensiones, la eliminación de las horas extras y los eventuales despidos, estarían haciendo mella en los números de la ANSES.
Dicho esto, corresponde recordar que, en lo que va del año, los recursos de la Administración Nacional crecieron un 39,4%, mientras que los destinados a las provincias lo hicieron 36,3%. Ambas cifras superan la inflación anual y no son para nada desalentadoras, si uno creyera que el Gobierno Nacional tiene en claro la necesidad de resolver, en serio, su problema de desfinanciamiento.
Los errores.
Mayo comenzó con una innecesaria suba en el precio de los combustibles. Continuó con la pelea entre el Ministerio y el Banco Central, que no hizo otra cosa que disparar los dólares timba. No hubo definición, para no darles el gusto a los gremios, con respecto al mínimo no imponible de Ganancias para los asalariados, por lo cual éstos- que en algunos casos no tienen cerrados sus convenios colectivos-, redujeron preventivamente su pauta de gasto y se atuvieron a endeudarse sólo para comer y comprar última tecnología, ante el inminente mundial de fútbol.
Por su parte, el Ministerio de Economía insiste en que bajen los precios de los autos sin que el Estado haga ningún sacrificio. Debe recordarse que los impuestos internos a los de alta gama fueron incrementados el día 2 de enero, es decir 20 días antes de la devaluación. Deberían haber atendido este efecto “multiplicado” (de impuestos crecientes sobre mayores precios y costos) y evitar la acumulación de coches de las concesionarias que, finalmente, terminó en el parate de las terminales y autopartistas.
Finalmente, el anuncio del ajuste en las Asignaciones, que suena espectacular en términos porcentuales, llega muy tarde y no logra impedir la violenta caída en las ventas de los alimentos de primera necesidad (empezó a fines de enero), que consumen la clase media-baja y los pobres.
Moneda y finanzas públicas.
Ya se mencionó el éxito recaudatorio de Aduana. La CIARA, al 30 de mayo, llevaba declarados MU$S 10.782, de los cuales 2.977 entraron en mayo. El Banco Central apenas recuperó MU$S 322 de Reservas, contra más de 1.200 en abril. Y eso que emitió, o sea expandió la Base, por el equivalente a MU$S 910, netos. Lo que se dice, el “negocio de los pelones”. CIARA no puede hacer mucho más que lo que hace, ya que todavía falta recolectar, al 5 de junio, para la Bolsa de Cereales, el 19,4% del área sojera y el 61,5% del área maicera.
Volvieron las mini-devaluaciones, con lo cual aumenta la inflación esperada, que ya había recibido el estímulo inoportuno de la última suba de los combustibles.
Se había logrado apenas algo más del 1% de aumento de los alimentos, en abril (un éxito). Pese a los anuncios oficiales de una reducción en la inflación de mayo, las consultoras privadas la sitúan en torno al 2%. Una actitud inteligente y coordinada de política, hubiera permitido un índice inferior al 1,5%, que se proyectara en un 1% para junio. Pero, con estas señales cambiarias, difícilmente se alcancen reducciones sustantivas en la inflación, que puedan justificar caídas sostenibles en las tasas nominales de interés.
A propósito, la política del Central fue contractiva en mayo, ya que se observó una disminución adicional del 1% en la Base Monetaria, lo que da una caída en lo que va del año, del 7,5% nominal. Esto redunda en una baja, para los cinco meses, del 8,7% en el M1. Imagínese la baja “real”.
Continúa la absorción vía Títulos y operaciones de Pases y Redescuentos. Si bien no hubo cambios sustantivos en las tasas de las LEBACs en pesos, la suma de LEBACs y NOBACs, como porcentaje de la Base Monetaria, se incrementó de un 49,7, en abril, a un 52,8%, al 30/5, reflejando la necesaria contracción de liquidez, luego de la pelea interna (y posterior corrida) entre los decisores de política.
En la última semana de mayo, la expansión de Base para el Sector Público, superó los M$ 11.200. En 30 días, creció dicha Base, por esta razón (Tesoro), en M$ 3.677, y los Adelantos Transitorios aumentaron en M$ 7.550. Es decir que se fue acabando el efecto de la buena recaudación, por lo menos la obtenida en los Derechos de Exportación.
Perspectivas.
Las tasas están bajando, suavemente, y se reiniciaron las mini-devaluaciones.
No es todavía el momento de aplicar estas políticas, sin antes haber logrado una inflación próxima al 1% mensual, que difícilmente se obtenga en el corriente mes de junio.
La contracción monetaria encuentra un límite en las necesidades de liquidez (suponemos que transitoria) del Tesoro. Tampoco conviene una política tan contractiva, si se desea obtener una buena recaudación de fuente interna, cuando hay sectores que no han logrado ser destrabados por inteligentes políticas microeconómicas (o al menos de sentido común). Todas las razones del magro desempeño de mayo, se deben a impericia y peleas. El único factor que podría haberlos perjudicado: la demora en el ingreso de la cosecha; fue parcialmente compensado por la generosa contribución de las divisas aceiteras.
En junio, seguirá resintiéndose la recaudación de impuestos de fuente local, mientras empezarán a efectuarse los pagos por Asignaciones aumentadas y continuarán las compras de gas, ante la llegada del invierno. La pax cambiaria está siendo desaprovechada por la mala praxis microeconómica y ahora también la macro. Por lo que se ve, la pálida continuará, pese al Mundial y a la inminencia del cobro de los aguinaldos.
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