Gerardo Bartolomé: Si el tipo de cambio no sigue la inflación, habrá problema.

MÓNACO.- Gerardo Bartolomé es un emprendedor nato. Empezó desde cero en 1980, con solo 15.000 dólares en el bolsillo. Ese año fundó Don Mario, una empresa que hoy es líder en tecnología agropecuaria, que coloca su genética en una de cada cuatro hectáreas de soja que se siembran en el mundo, que factura más de 200 millones de dólares anuales y que, sobre todo, se ganó el respecto del agricultor.

Autor: GERARDO BARTOLOME - 08/06/2014



   
   Parte de ese éxito se puede comprobar también aquí, en el elegante hotel Hermitage, hasta donde llegó para competir en el concurso World Entrepreneur of the Year, organizado por Ernst & Young. En el imponente hall central le llueven los requerimientos de sus propios pares, todos grandes empresarios, que quieren mantener una conversación con él. La expresión de su cara, entre representantes de diversas nacionalidades, deja vislumbrar que el sueño de tener una compañía global está cumplido.
   
   El directivo no es ajeno, no obstante, a la realidad económica argentina. En ese sentido, dijo que falta en el país más respeto por la propiedad intelectual, que las retenciones golpean su negocio y que para su firma es crucial ver la evolución del tipo de cambio. "Si el tipo de cambio no acompaña a la inflación, estamos en problemas", afirma.
   
   -¿Cómo está su negocio en la Argentina?
   
   -Tiene cosas buenas y cosas malas. Lo bueno es que se lanzó una nueva tecnología transgénica, como Intacta, con lo que hay una novedad interesante y un aire que refresca el negocio. Lo negativo es que el respeto por la propiedad intelectual es muy bajo en la Argentina. De hecho, de los cinco países sojeros sudamericanos, el que menos respeta la propiedad intelectual es la Argentina.
   
   -¿Se está tomando conciencia en la Argentina de que hay que pagar por esta tecnología?
   
   -Sí, se está tomando conciencia. Y está en debate una nueva ley de semillas. La ley actual es de 1973, lo cual ya no sirve porque cambió mucho el negocio. El ministro de Agricultura dijo que para fin de año puede estar la ley nueva y que contendrá este concepto de que la tecnología se tiene que pagar y de que es costo y beneficio, es decir que si al agricultor no le gusta la nueva tecnología puede seguir con la vieja, pero si la nueva le agrega valor, la va a adoptar y la va a pagar.
   
   -¿Cómo impacta el contexto económico argentino en su negocio?
   
   -Nosotros tenemos un negocio dolarizado, porque la semilla se vende en dólares. El agricultor también tiene un negocio dolarizado porque las commodities se venden en dólares, por lo cual nos afecta mucho el tipo de cambio. La devaluación que hubo en enero ayudó, pero hoy se ha licuado bastante porque hay varios gastos en pesos que han subido, como combustibles, salarios, impuestos. Pero diría que nuestro negocio y el del agricultor está bastante protegido, porque se factura en dólares. Ahora, si la inflación sigue y el tipo de cambio se queda, nos mata. Si el tipo de cambio no acompaña a la inflación, estamos en problemas, con una erosión fuerte sobre la rentabilidad.
   
   -¿Y las retenciones también le pegan?
   
   -Sí, sin duda. Porque el 35% de la soja se lo lleva el Estado y eso le quita rentabilidad al agricultor y eso derrama sobre todos los proveedores de tecnología. Es decir que es un problema del agricultor, pero que se traslada a toda la cadena. Además, consideramos que es bastante injusto gravar el ingreso.
   
   -¿Tienen alguna complicación para importar sus insumos?
   
   -No, estamos bien, porque nuestro balance entre exportación e importación nos es muy favorable. Nosotros exportamos semillas a los Estados Unidos, Uruguay, Paraguay, Bolivia. Y lo que importamos son insumos para nuestros laboratorios, como marcadores moleculares, etcétera, que tienen menos valor en relación con nuestra exportación.
   
   -¿Qué cree que cambió en el país la irrupción de Don Mario?
   
   -Hemos contribuido a una mejora en la productividad de la soja. Cuando empezamos en los años ochenta la soja tenía un rinde esperado en la zona núcleo de 2800 kilos por hectáreas, mientras que hoy ningún agricultor espera en esa zona menos de 4000 kilos por hectárea. El 50% de esos 1200 kilos que se ganaron en productividad se atribuye a la genética; y el otro 50% a las prácticas de manejo que aplica el agricultor.
   
   -¿Qué diferencias hay entre la Argentina y otros países productores?
   
   -Están todos en una competencia por aumentar los rendimientos. Tal vez el que esté más estancado sea Estados Unidos. Hoy, la Argentina y Brasil son en la región los que más tienen aumento de productividad. Uruguay es muy dependiente del clima, porque los suelos no son tan productivos. Paraguay está en una situación intermedia. Y Bolivia debe ser el que más estancado, porque hay menos inversiones en mejoramiento vegetal.
   
   -¿Le convienen más a Don Mario otros mercados en lugar del argentino?
   
   -Por esto del respeto por la propiedad intelectual, en América del Sur el más atractivo es Brasil, porque tiene un índice de legalidad de 75% contra un 40% en la Argentina, y además porque tiene una superficie mucho más grande. La Argentina es atractivo también porque tiene 20 millones de hectáreas, pero tiene la contra por el bajo respeto a la propiedad intelectual.
   
   -¿No piensa en poner un pie en China?
   
   -No en el corto y mediano plazo, porque queremos consolidar América del Sur, avanzar sobre África, lanzar genética nuestra en los Estados Unidos, también en Rusia y Ucrania. Recién después de consolidar todo eso, estaríamos pensando en China y la India. En China hay que tener como socio al Estado chino, con lo cual es complicado, mientras que la India tiene una idiosincrasia y una cultura muy distinta que tendremos que aprender.
   
   -¿Cómo se resiste a las ofertas de compra que debe tener Don Mario?
   
   -Fundamentalmente, porque pretendemos que la empresa perdure en el tiempo, porque creemos que los valores de la compañía van a cambiar si alguien la compra y porque creemos que la pasión, esfuerzo y profesionalización que pone nuestra gente se da solo en este contexto y no lo haría bajo otras manos. Sí estamos pensando en abrir el capital y hacer la empresa pública. Eso se puede dar entre tres y cinco años, bajo el concepto de retener el control, pero darle más liquidez a los accionistas y tratar de profesionalizar el management para hacer perdurar la compañía en el tiempo.
   
   -¿Qué hace Don Mario y qué es lo que lo diferencia del resto?
   
   -Don Mario es una empresa tecnológica que les provee a los agricultores variedades de soja, que son la materia prima sobre la cual ellos después producen la commodity. Somos proveedor de un insumo muy estratégico para la producción de soja. Somos el esqueleto sobre el que se monta la producción del agricultor. Lo que nos diferencia es la metodología de trabajo en la tecnología vegetal, que es inédita y muy propia de Don Mario, y el grupo humano, que trabaja para obtener las nuevas variedades. Además, tenemos un conocimiento del mercado regional que nos da cierta agilidad para desarrollar un negocio en un contexto no tan amigable.
   
   -¿Cómo ve el futuro de la genética en soja?
   
   -Es muy promisorio. Todos los años se incrementa la ganancia genética. Hoy tenemos marcadores moleculares, que pueden medir en laboratorio líneas que antes debían medirse en campo, con lo cual se acorta el tiempo y se aumenta la escala. Por eso, soy muy optimista.
   
   -¿En cuánto tiempo se tendrá la soja resistente a la sequía?
   
   -Se está trabajando, la empresa Bioceres está desarrollando un evento que logró la Universidad del Litoral, pero es algo que vemos que no va a estar antes de cinco años..