Tras la caída de Macri, Cristina arriesga su corona.

Cristina Kirchner y Axel Kicillof Alfredo Sábat

El 7 de septiembre el peronismo pone en juego una posición importante de poder: ¿Y si el objetivo de Kicillof fuera la derrota?

Autor: LA NACION Carlos Pagni - 29/05/2025


Por muchas razones los principales actores de la vida pública están prestando la máxima atención, otra vez, a los comicios que se celebrarán en la provincia de Buenos Aires. El atractivo no se debe a que los puestos que se distribuirán el 7 de septiembre tengan demasiada relevancia institucional. Se elegirán legisladores provinciales, concejales municipales y consejeros escolares. Las razones que vuelven interesante a ese torneo son políticas. Será la primera competencia del año en la que el peronismo arriesga una posición importante de poder. Y no cualquier peronismo. El peronismo bonaerense. Si esa fuerza se muestra vital, competitiva, quedará instalada en el horizonte una hipótesis decisiva: la posibilidad de que en 2027 haya un regreso de lo que se fue en 2023. La sola conjetura de esa restauración es capaz de modelar el sentido de toda la experiencia liderada por Javier Milei. Sin embargo, lo que vuelve más significativa esa batalla es otro factor: en ella juega su destino el liderazgo de Cristina Kirchner. Así como la corona de Mauricio Macri fue puesta en crisis por Milei en el duelo porteño de hace dos domingos, la de la expresidenta está bajo la amenaza de Axel Kicillof. Quiere decir que estas elecciones generales contienen, como una especie de mamushka, una interna sectorial. Significa que con la excusa de cubrir las bancas de un par de legislaturas locales se podría estar inaugurando un proceso de renovación en las dos corrientes que signaron la vida nacional durante más de veinte años. Sigue siendo curioso que esa densidad corresponda a enfrentamientos en los que se disputan cargos bastante secundarios.



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