El Gobierno al desnudo: un strip-tease que nadie quería ver.

Durante este año y medio mantener la honestidad intelectual ha sido tan fácil como preservar la castidad en un prostíbulo. En vísperas de una elección trascendente –era municipal pero las “fuerzas del cielo” la han transformado en un plebiscito de vida o muerte- el problema se extrema: los sensatos de a pie, los republicanos de verdad, están acorralados y con temor a un “día después” potencialmente dañino para la economía.
Autor: LA NACION Jorge Fernández Díaz - 06/09/2025
E intuyen que la única esperanza para un gobierno que llega debilitado por sus propias soberbias e impericias y su agresiva estupidez, consiste en que el miedo al kirchnerismo despierte al decaído y vacune al engripado. O dicho en otros términos, que muchos “mabeles y raúles”, “viejos meados” y “ñoños de las formas” olviden agravios y también la comparsa gestionaria y el cachivache político y moral, eviten la deserción cívica y eludan el “voto testimonial”; se tapen la nariz o finjan demencia, y voten por los lunáticos actuales para que no triunfen los anteriores en este frenopático de película. Y aun así habrá que ver cómo actúan los otros sectores desencantados de las clases menos favorecidas, que habían depositado ilusiones en la motosierra y ya descubrieron que su filosa hoja dentada no ha dejado de podar sus bolsillos. Sólo Dios sabe cuál será el dictamen de las urnas en la provincia de Buenos Aires. Pero lo cierto es que la opinión pública ha presenciado durante esta campaña de casi dos meses un strip-tease escalofriante, donde el oficialismo nacional se ha ido despojando prenda a prenda de sus presuntas virtudes e imposturas, y ha quedado desnudo en su impotencia para estabilizar la economía, gobernar la política y edificar un modelo de valores éticos alejados de la “casta”. Fueron sesenta días penosos donde el mileísmo pareció dedicado con ahínco a devastar la confianza en su propia gestión.
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