Milei redefine el lugar de la Argentina en el orden global de Trump.
En su época imperial, China mantenía con los territorios que controlaba en la región un régimen tributario que evidenciaba la fortaleza de su dominación. Imponía duros gravámenes a sus vecinos más chicos y pobres, como Vietnam, Corea o Mongolia, que sólo podían ser flexibilizados con gestos públicos de reconocimiento y glorificación hacia el emperador.
Autor: LA NACION Jorge Liotti - 16/11/2025
Los líderes sometidos tenían que acercarse a su trono, postrarse para hacer nueve reverencias y llevarle valiosos tributos como oro y plata. En respuesta magnánima, el emperador les otorgaba el beneficio de una reducción de impuestos y en muchas circunstancias gracias mayores a las recibidas.
“Lo importante de ese régimen no era el comercio, sino el reconocimiento de que el emperador era el centro del sistema”, reseña el académico Federico Merke, quien en un artículo que publica esta semana rescata esta antigua tradición de los soberanos chinos para compararla con la devoción de Donald Trump por el culto a su personalidad y su peculiar estilo para negociar aranceles. Algunos creyeron ver una alegoría histórica cuando esta semana una delegación suiza le llevó relojes de marca Rolex y logró que le bajaran los aranceles a su país del 39% al 15%.
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