El Papa y la economía.
Es admirable que nuestro querido Papa Francisco, luego haber encarado su misión una valentía inédita, un irresistible, una simpatía desbordante y una sencillez quee hace clarísimo su pensamiento en todos los temas, nos ha deslumbrado una vez más su implícita aceptación de cualquier crítica que sus aseveraciones sobre temas no dogmáticos pudieran provocar.
Autor: CRISTIAN ZIMMERMAN - 21/01/2014
Ello hace aún más improcedente los insultos absurdos e hirientes de quienes no han compartido alguna de sus opiniones. No se merece eso quien demuestra todos los días que está consagrado a servir a Dios y a nosotros pobres pecadores.
El Papa no ha vacilado en tocar temas sumamente controvertibles, no sólo porque afectan la vida de todos, sino también porque es imposible que él, aún con el Espíritu Santo a sus espaldas, pueda ser experto en temas que pertenecen a distintas ciencias sumamente complicadas como lo es el caso de la economía. Yo no tengo duda respecto a sus sanísimas intenciones. Sin embargo, es muy difícil impregnar todas las facetas de la vida humana con la espiritualidad que él usa permanentemente.
De carne somos y la economía influye en nuestras vidas de una manera vital, porque vivir sin comer es imposible, porque sufrir sin ropas temperaturas gélidas es suicida y porque curar enfermedades sin medicina o educarnos sin leer son utopías.
Quisiera profundizar el tema de sus asesores porque creo en verdad que en esta materia no lo ayudan demasiado y que se han olvidado de leer la severa condena de Benedicto XVI sobre el relativismo en todos sus aspectos.
Por ejemplo, no veo que quienes lo rodean y le transmiten sus interpretaciones sobre temas específicos le den la importancia que tiene la libertad individual no sólo en lo económico sino en todos los aspectos de la vida.
Thomas Jefferson decía que nuestro Creador nos dio primero la vida e inmediatamente la libertad, sin la cual lo primero no vale la pena por-que sería negar el libre albedrío, origen de todas las libertades.
Lamentablemente, los depredadores de ese derecho natural fundamental persisten en su deseo de difamarla, extorsionada llamarla "de derecha", egoísta, etc. y la califican con un oculto deseo peyorativo de un sinónimo de neo liberalismo lo cual obviamente no existe.
Es una fantasía inventada sin fundamento intelectual para atacar el verdadero liberalismo, doctrina que sí existe y que fue desarrollada por grandes pensadores de la humanidad a los que se ataca con insultos y calumnias porque con argumento, la derrota está garantizada.
El mayor interés de Adam Smith, padre intelectual del liberalismo, no era la economía sino la ética. Así lo demuestra en su obra "Teoría de los sentimientos morales". La descripción que hace de la compasión coincide exactamente con el pensamiento papal: una persona equilibrada debe ser capaz de discernir si lo que está a punto de hacer resultará para el prójimo un bien o un mal.
Lo mismo ocurre con la demonización del capitalismo También por ignorancia (a la que no hay que subestimar), se lo presenta como una alternativa al socialismo, la justicia social y todas las otras consideraciones que la izquierda ha inventado. La verdad que esta confrontación es absurda porque es como comparar milanesas con lechuga ¡No tienen nada que ver! El capital es únicamente la porción del esfuerzo que no se consume, obviamente, fuente en el futuro de inversiones que facilitarán el progreso y el bienestar.
El socialismo no es un sistema productivo sino distributivo que puede ser aceptado o no, pero que obviamente necesita del capital para distribuir la riqueza Si alguien me explicase cómo se puede repartir algo que no existe habría descubierto la inmortalidad del cangrejo.
Pero es cierto que: "miente seguido y algo quedará". Y por supuesto, los que lo creen son las futuras víctimas de lo que se presenta como "el estado de bienestar" (para burócratas solamente), la justicia social (¿qué otra cosa puede ser la justicia?) y la ayuda permanente a los pobres en lugar de trabajar dura y generosamente para que los pobres no existan ayudándolos a salir de ese estado y no para usarlos.
Una vez participé en un seminario dictado por miembros del Politburó Ruso que lógicamente intentaron lavarnos el cerebro a todos los participantes. Al comprender la dialéctica marxista me quedé pensando: ¿cómo alguien puede creer en esta patraña con sus profecías jamás cumplidas?
Por otra parte, yo no creo que el comunismo sea una doctrina, dado que para mantenerse vigente asesinó a 65 millones de personas en China, 20 millones de personas en Rusia; al igual que la derecha fascista que mató 15 millones de personas en la Alemania de Hitler, dejando de lado las 300.000 personas que mató el Che Guevara en Cuba con su peculiar interpretación de la "opción por los pobres".
Volviendo al documento Papal, si las crónicas son exactas, dijo que los financistas, economistas y políticos consideran a Dios algo incontrolable (i!) porque creen que llama al hombre a su plena realización y a la independencia de todas las esclavitudes. Pienso que el Santo Padre no puede, así "al voleo", haber generalizado de esa manera. Entre los calificados así, hay gente excelente, piadosa, generosa que vuelca directa o indirectamente su ayuda cuando ella es necesaria. Que existan ejemplos dramáticos en esas profesiones, como en todas, es parte de la naturaleza humana.
La frase que me preocupa de Francisco I, no por su intención, sino por las interpretaciones de mala fe es "una Iglesia pobre para los pobres". Creo que con-tiene cierta ambigüedad. Hubiera preferido que expresara una Iglesia austera para los pobres y ricos que necesitan mayor espiritualidad. ¿Cómo haría la Iglesia para sostener parroquias, escuelas, organizaciones religiosas, etc, etc. sin recursos suficientes? Y en cuanto a los ricos: ¿está Bill Gates excluido de la Iglesia por ser el hombre más rico del mundo? Sin duda, puede tener problemas espirituales y necesitar ayuda aunque haya hecho más bien a la humanidad que buena parte de las iglesias.
No puede existir a los ojos de Dios Nuestro Señor una división tan tajante como que los pobres son buenos y los ricos malos. Todos los que hemos trabajado por años en las villas miseria sabemos que hay gente que no quiere salir de la pobreza. ¿Por qué? Porque le falta educación para entender que tienen la obligación moral de luchar para que sus hijos la tengan y puedan construir un futuro mejor. Me molesta sobre manera que la gente se pase horas hablando de cómo tratar a los pobres en lugar de hacer lo necesario para que dejen de serlo y se integren a una sociedad más humana, más sensible y más culta.
El comentario sin duda parcial, adjudica al Papa una crítica severa al actual sistema económico al que califica de tirano. Estoy seguro de que en el comentario hay una deformación. ¿Por qué? ¿A cuál sistema se refiere? ¿Al sistema de economía libre y abierta que permite movilidad social y va transformando a los pobres en clase media? ¿O a Cuba, Venezuela, Corea del Norte y lamentablemente nuestro país, donde el Estado, o más bien dicho, los burócratas a través de la política, se adueñan del mismo para reemplazar a los ciudadanos libres? ¿Cuál es la tiranía del mercado? Que yo sepa, el mercado no es un señor gordo, rico, con monóculo y cadena de oro, sino el conjunto de los millones de personas que conforman la población mundial (hoy con la globalización, más que nunca). Donde sí impera la corrupción es en el estatismo ya que el sello de goma vale más que el trabajo.
No es razonable hablar de la especulación financiera sin haber consultado un diccionario. Especular es invertir a futuro asumiendo un riesgo incierto. No es nada más ni nada menos, es neutro, a veces sostiene un precio, y otras veces provoca su caída pero no puede calificarse de moral o inmoral.
Las críticas a la teoría del derrame también representan un grave error porque el derrame existe y si no llega a todos los niveles de la sociedad es por culpa de algunos políticos, algunos dirigentes gremiales y algunos burócratas que los neutralizan succionando ilegítimamente lo que debiera continuar hacia abajo.
Simultáneamente, cuando se habla de la evasión fiscal como un gesto de egoísmo, se debería criticar primero la voracidad con lo que los Estados financian un derroche que sí es inmoral, porque financia más a ellos que a la sociedad que debería recibir servicios acordes. El impuesto al trabajo es sumamente inmoral porque supone que un burócrata sabe mejor que un ciudadano cómo utilizar su dinero.
Se sugiere que sería bueno tener una profunda reforma financiera. ¿Cuál de los técnicos nos dice en qué consistiría ella? Semejante desafío implica un profundo conocimiento técnico, pero yo intentaré aceptar humildemente el desafío con las siguientes sugerencias:
• primero, eliminar los bancos centrales;
• segundo, limitar constitucionalmente el monto máximo de endeudamiento público;
• tercero, eliminar todos los controles sobre precios, tipos de cambios o tasas de interés poniendo techo a la emisión monetaria sin respaldo;
• cuarto, tener un sólo arancel para el comercio exterior con un tope del 10%;
• quinto, eliminar los créditos subsidiados y prohibir al estado a que recurra a los créditos bancarios en detrimento de la gente que lo necesita y
• sexto, tener una política fiscal equilibrada entre gastos y recursos sin recurrir a impuestos confiscatorios ni progresivos.
Los estatistas deben estar al borde del infarto con este artículo. ¿Sabe por qué? Porque pierden todo el poder si devuelven el país a sus verdaderos dueños: los ciudadanos.
El mensaje del Santo Padre transmite globalmente un imperativo superior a todos, un respeto sagrado por la ética.
Lo que el Papa sostuvo, es que la gente no le da la importancia a que un anciano caiga en la calle pero sí se aflige por la caída de la bolsa, ocurre porque es ahí donde depositó sus ahorros y, por lo tanto, la responsabilidad recae en el Estado que debiera velar por los desposeídos.
La gente no tiene la culpa de que el Estado gaste el dinero en "Fútbol para todos" y en todos los testaferros, (hoy la profesión más popular) ya que muchos son híper millonarios, cuando hace muy poco tiempo eran empleados del más bajo rango. Que muera un anciano en la calle y no se le dé importancia, es un sentimiento repugnante que puede nacer de cualquier persona que no sepa lo que es la sensibilidad.
Santo Padre, como nuestro pastor, lo miramos permanentemente y necesitamos que nos guíe, que pida por nosotros a Dios para que perdone nuestros pecados, y que de vez en cuando, como Cristo en el templo nos de unos latigazos para recordar que no cumplimos ni cerca lo que hemos recibido de nuestro Creador. El mundo no necesita un político internacional popular. Sí precisa un liderazgo espiritual.