¿Incoherencia o impotencia?

En el último mes se hicieron algunas cosas bien, más allá de los saqueos y los cortes de luz, que eran previsibles. No se le puede pedir a una nueva gestión, un ajuste monetario basado en recortes fiscales, para las Fiestas. Pero, pasados los efluvios del Año nuevo, el Ejecutivo tendrá que trabajar de manera coherente.

Autor: JORGE INGARAMO - 24/12/2013



   Es decir, reducir de facto el financiamiento monetario del déficit público, volver al mercado de la deuda voluntaria y darle a la economía la señal de una tasa de inflación en baja, todo ello antes de que se inicien las paritarias.
   
   Las nuevas autoridades que inciden en la economía asumieron en un momento muy difícil, ya que faltaba algo más de un mes para las fiestas de fin de año y, prácticamente, no había nada para repartir, excepto emisión monetaria y malas noticias.
   
   Si se busca el lado bueno, es mejor un acuerdo de precios, como el anunciado la semana pasada, que el bufoso de Moreno; también es mejor un Jefe de Gabinete que algo tiene de gestor y de pertenencia al P.J., que un mero secretario, en realidad, supernumerario, de la Presidenta. Finalmente, es mucho mejor Fábrega que la Ex., por lo menos por su capacidad de “acordar” con los bancos y por el oficio, que le da su vasta experiencia.
   
   Para seguir con el lado bueno, por suerte no desdoblaron y, si bien crearon un impuesto totalmente distorsivo e ineficaz, lo concreto es que la paridad cambiaria ha ido mejorando aceleradamente, y el único otro Dólar (que sobrevivió) es el turista.
   
   Pero no se ve todavía coherencia y hay ciertos rostros que reflejan impotencia. Analicemos cuánto de cada cosa es lo que vimos, en algo más de un mes de gestión.
   
   No cabía esperar un ajuste monetario antes de las fiestas, cuando en realidad se arrastra el descalabro fiscal de noviembre, que ha sido verdaderamente sin parangón. Quiere decir que pedir control monetario, cuando aumenta la demanda de dinero por razones estacionales, es gastar saliva al cuete. La alternativa es no pagar ni sueldos ni proveedores.
   
   Medidas y falta de medidas
   
   Miremos las cosas con más detalle:
   
   - La recaudación tributaria de noviembre fue muy pobre, apenas 21,3% interanual, con 17,3% para la Administración Nacional y 25,1% para las provincias. Eso demuestra que el Tesoro llevó la peor parte. De allí la formidable asistencia del Banco Central y de los interminables préstamos de la ANSES. El IVA no anduvo del todo mal (30,8%) y, por supuesto, las naftas recaudan bien porque sus precios no dejan de crecer. También se salvó el impuesto al cheque, con el 32,9%, seguramente porque la pérdida diaria del valor del Peso estimula a usar el pedal financiero de los cheques, y demora la liquidación de dólares comerciales. No hay que olvidar que las exportaciones son casi un 20% del PBI, con lo cual si se demora el 10% de los más de MU$S 7300 mensuales, se necesita una bicicleta con las ruedas bien grandes y sin piñón fijo.
   
   - Los recursos tributarios crecieron, en los primeros once meses, un 26,7% (total) y un 31,4% para las provincias. Esto quiere decir dos cosas: que el total refleja la inflación consistente con la política llevada a cabo hasta el 18 de noviembre. Va en línea con la estimación del Congreso. Lo segundo, que las provincias tuvieron más recursos, al menos por coparticipación directa. Lo que sucede es que se lo patinaron en el año electoral y ahora no tienen plata para policías, ni para bono de fin de año y están empezando a pensar en las cuasi monedas. Propuesta: las elecciones deberían ser el 10 de julio, o sea después del medio aguinaldo. Así se vería quien es taura.
   
   - No le voy a contar los números de Hacienda de noviembre, que están en todos los diarios, con títulos a toda página. La pregunta relevante es: ¿adelantaron pagos a noviembre, para no concentrar todo el desastre en diciembre, cuando hay vienen los aguinaldos?. O ¿lo que nos espera para diciembre es peor todavía que noviembre?. En el primer caso, sería signo de coherencia, porque se inyectarían recursos monetarios a un sistema que espontáneamente los demanda en el mes de diciembre, con lo cual la emisión requerida para las fiestas debería ser menor. En el último Informe del Banco Central, queda claro que estaban emitiendo Base Monetaria a un ritmo mensual de unos M$ 19000, cifra que más que duplica el desequilibrio del Tesoro Nacional de noviembre. Recemos para “que sea la última vez”.
   
   - El panorama monetario no pinta tan catastrófico. Naturalmente, está ayudado por la absorción de Base vía pérdida de Reservas y por la colocación de papeles en dólares. Así, los aumentos interanuales de Base Monetaria, de M1 y de M2, son del 21,9; 23,9 y 26,1%, respectivamente (igual o menos que la inflación) y no puede dejar de considerarse un logro, el crecimiento de los depósitos a plazo fijo en 46,4% en lo que va del año, así como la suba de los préstamos, vía tarjetas de crédito, en 48,1%. Es decir, se estuvo indexando todo al 2% mensual, pero la velocidad de circulación del dinero logró ser reducida, pese a una tasa en pesos, que es negativa en términos reales y que -por encargo del Ministro Axel- el Banco Central, no está subiendo. De hecho, en la última licitación de LEBAC, se pagó el 17,88% anual a 378 días y el 16% anual a 140 días. Vale decir que, si el descalabro fiscal de diciembre no fuera infinito, y hubiera que financiar al Tesoro, digamos, en unos M$ 6000, absorber en el mes de enero la liquidez excedente, subiendo un poquito la tasa y dándole coherencia al modelo devaluatorio, no sería una tarea imposible. Esto cambia diametralmente, si el Tesoro necesita M$ 12000 o 15000.
   
   - No costaba nada, salvo nombrar un Presidente del BCRA competente, que existieran tasas y títulos emitidos por el Central, en dólares, aunque, por ahora, sean colocados de prepo a cerealeras y aceiteras. Desde esta columna, siempre hemos sostenido que el Banco Central debe tener algo más que hacer que colocar LEBAC y perder Reservas. Sobre todo, cuando tiene Títulos Públicos, en su Activo, por la friolera de MU$S 46600, al Tipo de Cambio oficial, que no le sirven absolutamente para nada. Ahora hay una Letra a seis meses, ajustable al Dólar oficial, que paga el 3,65% anual y se compite con el contado con liqui. Si, esperemos que pronto, se vuelve al mercado voluntario de capitales, este modelo de intervención cambiaria, por la Autoridad Monetaria, podría ser ampliado y dar comienzo a un proceso de recuperación de Reservas, de manera coherente, es decir buscando un Tipo de Cambio razonable y, al mismo tiempo, regulando los precios, por la vía monetaria.
   
   - Creemos que es la impotencia de no poder convencer a la Presidenta sobre la necesaria simultaneidad de una “devaluación con control monetario y fiscal y ajuste tarifario”, lo que ha impedido que se le vea coherencia a las recientes medidas. Pero esa coherencia se puede reponer, y no es una mera expresión de deseos, entre los meses de enero y marzo, antes de que entre el grueso de los dólares de la soja y se inicien las, por ahora, “totalmente desbordadas” paritarias. Porque estas pocas medidas, simples y necesarias, serían mucho más efectivas si no se cortara la luz y no hubiera saqueos o huelgas policiales.
   
   - La otra cosa bien hecha, es el arreglo con Repsol y el regreso de YPF a una colocación en dólares al 8,75% anual. Está claro que duplica la tasa que paga España, que no es precisamente un dechado de virtudes. Pero, por lo menos, tuvo oferta por cuatro veces la demanda. Colocó MU$S 500, que es nada, pero es el principio de algo. Sin desborde fiscal, se podrían bajar 150 puntos básicos, en poco tiempo.
   
   - El Dólar ROFEX futuro para el 20 de abril está a $ 7,385; o sea un 14% más elevado que el del 20 de diciembre. Quiere decir que, anualizado, da una devaluación de casi el 49%. Si se compara el Dólar comprador Banco Nación del 20 de diciembre, con el del día previo a que se instalara Fábrega, es decir hace 32 días, se tiene una devaluación del Peso del 7,04%, o sea casi un 120% anual, muy por encima de lo que dice el futuro del ROFEX. Por lo tanto, si se logra manejar la consistencia monetario-cambiaria entre enero y marzo, la liquidación de la cosecha nueva, puede ser más fluida que la pasada. La clave está en que el mercado y, sobre todo los que toman decisiones empresarias, terminen de “entender” el modelo.
   
   - Para eso, hace falta iniciar, en los primeros días de enero, una clara política de reducción de subsidios económicos (no es difícil la Fase I) y una durísima entrada del Banco Central en el mercado de los pesos, para aumentar la demanda no estacional, mientras coloca más Títulos en dólares, y “simula” que hemos vuelto, al menos en el financiamiento del déficit, a los mercados voluntarios de deuda.
   
   - Todo esto se puede hacer. La parte más fácil prácticamente ya está hecha. Ahora falta dar la gran señal: la reducción de la tasa de inflación esperada, para conseguir paritarias más consistentes con precios en baja (esto se llama iliquidez) y, así, trabajar en un plan un poquito más serio de manejo de la política de ingresos, empezando por los ingresos del sector público. Porque los nuestros, los de los privados que pagamos “la fiesta de los otros”, ya no dan para más. El Estado no puede repartir en base a la inflación y, ni qué hablar de repartir, en base a mayor presión tributaria. El único puente hacia alguna parte, es la coherencia política y el endeudamiento razonable, mientras se hacen los ajustes.
   
   !!!!!Si dije ajuste !!!!!