Bioeconomía 2030. Agregar valor a la biomasa local produciendo carnes, energía y biofertilizantes: el caso Riccillo

No hubo mejor momento internacional para quienes exportan proteínas de origen animal, fruto del gran crecimiento que su consumo tuvo en las últimas décadas acompañando la salida de la pobreza de centenares de millones de pobres rurales convirtiéndolos en clases medias urbanas, que cambiaron sus dietas drásticamente.

Autor: Fernando Vilella en Mitre y el Campo. - 13/02/2020


Es así como la producción total pasó de 1960 a 2018 de 87 a 430 millones de tn (sumando vacunos, cerdos, pollos, acuicultura y ovinos) con un consumo global per cápita que creció de 29 a 57 kilos, mientras se más que duplicó la población, pasando de 3000 a 7400 millones de personas.

Estamos en el momento histórico de mayor consumo, con récords de producción y consumo en, por ejemplo, los EE. UU. También hay un fenómeno a considerar que es la aparición de demandas de proteínas símil sabor a partir de vegetales, con argumentos controvertidos en términos ambientales y otros filosóficos más complejos en torno al sufrimiento de los animales producidos.

Como decimos hace meses, se suma a esta tendencia de largo plazo, el evento de la fiebre porcina africana que acelera y modifica todo. Las exportaciones de carne en todo el mundo fueron de unos 36 millones de toneladas en 2019, un 6,7% más que en 2018, principalmente debido al aumento de las importaciones de China que aumentaron en un 35% (alrededor de 2 millones de toneladas).

En Argentina y desde hace años hay varias experiencias productivas que logran avanzar en objetivos concurrentes y que se alinean con postulados de la Bioeconomía. Agregar valor, conocimiento, transformando biomasa actual obtenida en cosechas en carnes de diferentes especies y transformando los efluentes y estiércoles como fuentes de generación de energía y biofertilizantes. Claros ejemplos para multiplicar por cientos en lo que llamamos Vaca Viva, promoviendo el desarrollo territorial y el crecimiento económico.

Un ejemplo de ello son las sociedades que con diferentes participaciones tiene la familia Riccillo en la provincia de Buenos Aires, en Alvear y Saladillo. Donde se produce desde los granos hasta carnes de porcino, pollos y vacunos y próximamente energía eléctrica y biofertilizantes.

Pocas empresas en el país trabajan las tres carnes con escalas importantes a escala local.

Constituyen un clúster productivo integral con agricultura en campos propios y arrendados, cría de vacunos a campo y servicio de hotelería, engorde de parrilleros y criadero de cerdos, crushing de soja para consumo, elaboración de todos los alimentos y terminando, el mes próximo, una bioeléctrica de 1MG de potencia y una segunda en proyecto (en búsqueda de financiamiento) de 2 MW, el material que resta luego de la fermentación se transforma en biofertilizantes.

Antonio Riccillo dice que “la nuestra es una empresa familiar que participa de 6 sociedades conformando un clúster productivo integral. Estas son herramientas de trabajo en función de unir actividades que abarcan la mayor cantidad de eslabones de las cadenas, desde la siembra, la producción de carnes, el uso de efluentes para generar energía y biofertilizantes”

Los números son importantes ya que producen 4000 has de agricultura entre campos propios y alquilados. Hacen ganadería vacuna en campo propio y atienden con hotelería un total de 50.000 cabezas anuales. Hay que destacar que a fin de año inauguraron un galpón totalmente estabulado y techado para engorde, único en Argentina de 300 m de largo y 30 de ancho con parámetros productivos que hacen pensar en la necesidad de acceder a genéticas diferentes a partir de su velocidad de crecimiento.

El mes próximo se habilitado otro casi terminado de iguales dimensiones y hay en carpeta la construcción de 3 más.

En cerdos disponen de dos unidades de 2500 madres cada una, con índice de producción de 2500 kilos por madre, es decir una producción total de 12.500 tn, es decir el 1,8 % de la producción nacional.

En pollos tienen galpones para una crianza simultanea de 500.000 aves.

Con tecnología alemana y tanques de acero inglés, están terminando de construir en General Alvear una planta bioeléctrica de 1MW de potencia, se inaugura en marzo y que será alimentada por los purines de cerdo y pollo. Para Saladillo tienen el proyecto de la segunda planta bioeléctrica de 2 MW.

Multiplicar unidades de este estilo por todo el territorio permitirá generar trabajo de calidad, asentamiento de población y aumento de las exportaciones a partir de agregar valor e inversiones a la generación local de biomasa. Pura Bioeconomía a partir de más #VacaViva


( * ) Fernando Vilella. Profesor Titular Cátedra de Agronegocios y Director ​del Programa​ de Bioeconomía de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires y Presidente del CPIA



"Para escuchar la columna haga click aqui